El acusado por un grave episodio de violencia de género ocurrido en Chacra XIII deberá esperar en prisión el juicio oral que seguramente le espera.
Se trata de Marcelo Francisco Ruiz Vargas, acusado de castigar salvajemente en la vía pública a su pareja, en un hecho ocurrido el pasado martes 2 de julio.
Según declaraciones de testigos y pruebas colectadas en la instrucción, Ruiz Vargas atacó a cintazos a la víctima, para luego arrastrarla por el pavimento, antes de ser detenido por la policía.
Una semana después –y tras tomarle declaración indagatoria- el Juez de Instrucción Daniel Cesari Hernández decidió dictarle la preventiva, tras procesarlo bajo la imputación de “lesiones agravadas por el vínculo y mediando violencia de género”.
En esa oportunidad, el magistrado rechazó el pedido de excarcelación interpuesto por la el Defensor Oficial, advirtiendo que existe un “grave riesgo procesal”, en virtud del cual Ruiz Vargas debería aguardar en prisión el momento de ser enjuiciado.
De inmediato, la defensa apeló tanto el procesamiento como la prisión preventiva, recurso que ahora fue rechazado por la Sala Penal de la Cámara de Apelaciones, quedando por lo tanto firme la resolución de primera instancia. Ruiz Vargas seguirá alojado en la Penitenciaría local mientras se completa la instrucción y se eleva la causa a juicio oral.
Completa sumisión e indefensión
Aquel martes por la tarde, vecinos de Chacra XIII asistieron a la dura golpiza que Ruiz Vargas le propinaba a la víctima en medio de la calle y usando como elemento de castigo un cinturón de cuero con hebilla metálica.
Los testigos llegaron a filmar parte de la agresión y el intento de huida del sospechoso, quien fue detenido en cercanías del lugar por efectivos policiales.
Al analizar los hechos y la situación sobreviniente –y tras escuchar la declaración del imputado- el Juez de Instrucción resolvió denegar la excarcelación del hombre por entender que existe “grave riesgo procesal” en caso de permitirle que recupere su libertad.
Se basa en el intento de esconder pruebas de su accionar, ya que Ruiz Vargas, en su frustrada huida, había pretendido esconder el cinturón que usó como arma impropia, arrojándolo en un descampado.
Pero además, y en base a la pericia realizada por una psicóloga forense, se percibe que la víctima de la agresión presenta una situación de sometimiento y de marcada vulnerabilidad frente al que fue su pareja. “Siente un temor reverencial por el hombre y en esa condición es fácilmente influenciable”, advierte el informe.
“La conjunción de ambos factores da sustento al riesgo procesal, contemplado por el artículo 292 incisos 2do y 5to del Código Procesal Penal”, concluye el Juez Cesari, firmante de la resolución que ahora fue confirmada por la Cámara de Apelaciones.
Comentarios