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Cuando el amor es más fuerte

Hace menos de un mes, se apagó la vida de pequeño Máximo. Todo Río Grande había colaborado con su recuperación. Ahora, los padres del pequeño decidieron que todo lo recolectado sea destinado a familias de la ciudad que atraviesan situaciones similares.

A principios del mes de enero, se apagó la vida del pequeño Máximo, un niño de Río Grande que padecía una extraña enfermedad, de muy difícil tratamiento. Su familia había hecho de todo para conseguir que Máximo salga adelante. Sin embargo, los trámites burocráticos habían puesto una nueva piedra en el camino y el pequeño quedó sin cobertura médica.

Los vecinos, como ocurre en cada caso, respondieron al instante: en apenas unos pocos días los padres de Máximo lograron recolectar entre la comunidad los decenas de miles de pesos que requerían para que él pueda ser tratado en una clínica de alta complejidad de Buenos Aires. Pero por esas muecas del destino, el niño no llegó a la Capital Federal y falleció en Río Grande.

Donar esperanzas

En las últimas horas, trascendió que la familia de Máximo ha decidido destinar todo el dinero recaudado para su hijo a dos familias de la ciudad que también atraviesan sus horas más duras.

Toda esa esperanza en forma de dinero servirá para la atención de Lautaro Cárdenas y Kevin Quintana, dos niños de la ciudad que por esta hora lo necesitan más que nadie. Uno padece leucemia y el otro afronta un virus que aún no ha sido identificado por los especialistas.

Este pequeño gigante, aún después de habernos abandonado, parece seguir enseñando y cuidando a la comunidad.

FOTO: Máximo, junto a sus padres

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