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Presenta el Banco Central el «hornero», el nuevo billete de 1000 pesos

El papel moneda de mayor denominación comenzará a circular el viernes. Continuando con la serie animales autóctonos, lleva como ilustración un hornero, que se suma al yaguareté de $ 500, la ballena austral de $ 200 y el guanaco de $ 20.

El Banco Central presentará mañana el nuevo billete de 1000 pesos con la figura de un hornero. El papel moneda con el ave nacional en su frente entrará en circulación el viernes primero de diciembre.

Como en las ocasiones anteriores, el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, realizará la presentación en una escuela de la región en la que habita el animal del billete. En esta oportunidad, se trasladará a Lobos, provincia de Buenos Aires, según consignó El Cronista.

El billete será el de mayor denominación de la economía. Su emisión estaba prevista desde enero de 2016, cuando el Banco Central anunció la nueva serie de animales autóctonos.

Mañana mismo, el BCRA dará a conocer las medidas de seguridad y las características del «hornero», para evitar falsificaciones. La imagen que acompaña esta nota es meramente ilustrativa: todavía no se conocen los detalles finales del nuevo billete.

El billete de 1000 pesos, como los anteriores de $ 200 y $ 500, es una respuesta a la inflación y la consecuente pérdida de valor de la moneda. El billete de 100 pesos era hasta hace poco el de mayor denominación, pero hoy equivale a poco más de 5 dólares. Los papeles de más valor permiten, entre otras cosas, agilizar el trabajo de los cajeros automáticos.

Como suele suceder, el billete de 1000 pesos llegará primero a las cajas de los bancos y luego a los despachos automáticos de dinero, que deben acondicionarse para recibir al hornero. En las experiencias anteriores, los cajeros tardaron hasta seis meses en prepararse, aunque fueron agilizando los procesos.

 

El hornero, ave nacional

Un pájaro emblemático que no se distingue por su plumaje ni por su canto, sino por el fantástico nido que construye. Su casita de adobe se puede encontrar en casi cualquier rincón del país, en medio del paisaje rural o urbano.

Este ave sudamericana habita en Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, pero en Argentina tiene un valor especial. Desde 1928 fue denominada el Ave de la Patria, o Ave Nacional, por la Asociación Ornitológica del Plata –organización conocida como Aves Argentinas–.

La elección se realizó por medio de una encuesta organizada en conjunto con el diario La Razón. Una de las principales razones que llevaron a tomarlo como estandarte –y a ganarle al cóndor andino y al chajá, entre otros– es que no es característico de un solo punto del país, sino que su presencia se extiende prácticamente por todo el territorio argentino. Es un ave sociable que habita cerca de las personas y es conocido como un animal laborioso, debido al potente nido que construye usando su pico como única herramienta.

El hornero mide alrededor de 20 centímetros y posee plumas de color terroso. Mencionado en numerosos poemas y canciones, alrededor suyo se han construido muchos mitos y leyendas, pero sobre todo se lo ha identificado con la propiedad de brindar buen augurio.

Es insectívoro –se alimenta de hormigas, pequeñas arañas o larvas– y tiene hábitos sedentarios. Por lo general vuela siempre cerca del nido, en busca de materiales para la construcción o de alimento para sus pichones.

 

Pionero en la arquitectura

Este ave constructora habita tanto en el campo como en las ciudades: puede asentar su nido en árboles, postes o cornisas de edificios. La clave para elegir el lugar donde instalarse suele ser la presencia de agua, ya que eso le garantiza conseguir el barro que necesita para fabricar su refugio.

“La casita del hornero tiene alcoba y tiene sala”, describe una poesía que Leopoldo Lugones le dedicó a esta especie. Este concepto está basado en la realidad de su nido: en el interior siempre hay un tabique que divide el sector de entrada y la cámara de incubación. De esta manera impiden el paso de los depredadores y protegen a los huevos de los vientos.

El nido que moldean pesa entre cuatro y cinco kilos y es sumamente resistente: puede soportar hasta 100 kilos y mantenerse firme a pesar del sol o las tormentas. Construirlo les lleva entre seis y quince días, según las condiciones del ambiente. Para ello utilizan principalmente barro, paja y raíces, entre otros materiales del entorno.

 

Vida de a dos

Otra de las características distintiva de esta especie es que mantiene una pareja durante toda la vida y desarrolla la mayoría de sus actividades en conjunto. Tanto el macho como la hembra pueden construir el nido e incubar los huevos y es muy común escucharlos cantar a dúo. En otoño construyen el nido y, en octubre, la hembra deposita allí entre tres y seis huevos que son incubados durante 15 días. Luego, los pichones permanecen entre dos y tres meses bajo el cuidado de sus padres.

A pesar de la magnífica resistencia del nido, todos los años confeccionan uno nuevo y abandonan el viejo, que rápidamente suele ser ocupado por otra especie que aprovecha la construcción. Aunque no migran ni se mueven demasiado, cada otoño comienza un ciclo nuevo para este familiar y trabajador pájaro.

 

 

(Fuentes: El Cronista/Argentina Explora)

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