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Emilio Saez llegó a Puerto Madryn: avanza a paso firme rumbo a Ushuaia

El «mejor jefe del mundo» ya caminó 2600 kilómetros, en su intento por unir a pie el extremo norte del país con la capital provincial. Ayer subió un video para agradecer a sus seguidores.

Para el grueso de la población, ya lo tiene todo. Dejando de lado lo económico, incluso tiene el reconocimiento y el cariño de miles de fueguinos. Por si fuera poco, lo quieren hasta sus empleados: fue catalogado como “el mejor jefe del país”, luego de que se conocieran las actividades que organiza para los trabajadores de la panadería “La Unión”, de Tolhuin.

Sin embargo, en su lista de desafíos se siguen agregando asteriscos. Ya instaló con éxito la campaña “Basura Cero”, mediante la cual se limpia la vera de la Ruta 3 con el objetivo de concientizar a la población sobre la importancia de cuidar su tierra. Pero su nueva empresa tiene olor a epopeya: quiere atravesar el país entero caminando, desde La Quiaca hasta Ushuaia.

Con una sonrisa en la cara, Emilio Saez, propietario de quizás la panadería más conocida del país, transita los 30 kilómetros diarios por rutas provinciales y nacionales. Se lo escucha cansado, producto de la falta de aire, pero sonríe: “Estoy muy feliz, me siento un millonario de la vida”.

Ayer llegó a Puerto Madryn, concretando los primeros 2600 kilómetros desde su punto de partida: el extremo norte del país.

Todos sus logros, anécdotas y experiencias (incluso algún encuentro con un fueguino) es relatado a través del Facebook “Hay vida después de los 60”, que se creó exclusivamente para dicho fin.

https://www.facebook.com/saezemilio/videos/322923914852800/

En su última transmisión, Emilio agradeció el apoyo de todos los vecinos y destacó que sin el seguimiento de sus miles de amigos no podría concretar este sueño. Es que en el camino, como no podía ser de otra manera, el dueño de la Panadería La Unión aprovecha para concientizar sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y educar respecto a  las tareas realizadas por su ídolo: René Favaloro. De paso, también enseña que hay vida después de los 60.

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