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Padres pernoctan fuera de las escuelas para conseguir vacantes: faltan diez días para las inscripciones

El problema de las vacantes en los establecimientos públicos persiste. Desde el Gobierno aclaran que «hay lugar para todos», pero los padres quieren elegir la escuela de sus hijos. El insólito caso de la Escuela N° 2.

Como ocurre cada año con la llegada del período de inscripciones para los establecimientos públicos de la ciudad, comenzaron las filas fuera de las escuelas para asegurarse un lugar en las escuetas nóminas.

Desde el Gobierno, también como sucede siempre, aseguran a la población que «hay vacante para todos» y que no es necesario perder días enteros realizando filas fuera de los colegio

Sin embargo, lo de este año ya se tornó casi kafkiano: cuando aún restan diez días para el comienzo de las inscripciones para el Nivel Primario (1° grado), los padres comenzaron a pernoctar en los establecimientos tradicionales de la ciudad.

El caso de la Escuela N° 2

Se trata de uno de los colegios más solicitados por los padres y sólo presenta 22 vacantes para los niños que recién ingresan.

Esas 22 vacantes ya estarían «ocupadas»: es que los propios padres, que llegaron en horas de la tarde al establecimiento, ya se dividieron los cupos: anotaron, con nombre y apellido, el lugar que ocupa cada uno de los que llegó.

Pero a pesar de esto, por cautela y precaución, son muchos los que deciden pernoctar fuera del edificio que funciona en horas de la tarde como la Escuela N° 27.

«Nunca vi algo así, y eso que soy nacida acá», sostuvo en ((La 97)) Radio Fueguina una vecina que pretende inscribir allí a su nieto, para continuar así la tradición: es que ella y su hijo también asistieron a la Escuela N°2.

«Hay vacantes para todos»

Desde el Ministerio de Educación advierten a los padres y a la comunidad en general que, como ocurre cada año, las vacantes en las escuelas públicas de la ciudad no llegan a satisfacer a todos pero garantizan que cada niño tiene asegurado su lugar.

Sin embargo, las familias pretenden que sus hijos asistan a los establecimientos que queden en su barrio o cerca de casa, para así evitar futuros problemas.

En el mientras tanto, los coleros (que perdieron lugar en el Hospital) aprovechan para hacer negocios y ya ofrecen sus «servicios» a través de las redes sociales.

Foto: Archivo

 

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