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Puerto Williams y Torres del Paine, las joyas turísticas de la Patagonia chilena

El Servicio Nacional de Turismo del país vecino promociona las opciones ideales para las clásicas «escapadas» de los argentinos. Una sorpresa gastronómica y cultural, a pocos kilómetros de nuestro hogar.

Ya parece algo monótono. Con la llegada de cada fin de semana largo, cientos (a veces miles) de vecinos de Tierra del Fuego toman la Ruta Nacional N°3 con destino norte, hacen los trámites fronterizos de rigor y llegan a Punta Arenas para gastar esos pesos ahorrados.

Sin embargo, el país vecino ofrece mucho más que la mera posibilidad de acceder a aparatos electrónicos económicos o indumentaria al 50%. Chile tiene todo un universo para descubrir y el Servicio Nacional de Turismo ha decidido darlo a conocer

Torres del Paine

Quizás el gran atractivo de la región patagónica chilena son las famosas Torres del Paine, ubicadas en el Parque Nacional que lleva el mismo nombre y que recibe desde 2010 más de 100 mil visitantes cada año.

La zona, una de las once áreas protegidas de Magallanes, está ubicada apenas a unos 300 kilómetros de Punta Arenas y fue catalogada por la National Geographic como el quinto lugar más hermoso del mundo y recibió una selección para transformarse en la octava maravilla del globo.

Puerto Williams
La postal guarda ineludibles coincidencias con Ushuaia

En diálogo con Radio Fueguina, Lorena Araya Guarda, directora del Servicio Nacional de Turismo (SerNaTur) en la región magallánica, promocionó también una de las joyas escondidas de Chile: Puerto Williams.

La localidad situada más al sur en el país vecino tiene todas las cualidades para pelearle cara a cara a Ushuaia eso de «la ciudad más austral«: es que Puerto Williams está situada a más de 50 kilómetros al sur de la capital de nuestra provincia.

Lorena Araya Guarda, del Servicio Nacional de Turismo

Si el solo hecho de ver el mundo desde el otro lado del Canal de Beagle no convence, esta localidad situada al norte de la isla Novarino tiene una carta bajo el brazo: su gastronomía.

Lorena Araya Guarda, oriunda de la zona, lo explica de la mejor manera: «Tenemos centolla en todas las formas; pizza de centolla, empanadas de centolla, pasta con centolla».

 

Pero no sólo de la gastronomía vive el hombre, por lo que este pequeño puerto también ofrece la posibilidad de realizar trekkings extremos (de hasta 4 días de duración) o bien caminatas familiares por «el fin del mundo» de 2 horas.

 

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