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Polémica en un jardín de Infantes y negativa a asistir a clases

Se trata del Jardín Chepachen, donde algunos padres y docentes se resisten a continuar la actividad pese a que los expertos niegan que existan riesgos.

Una insólita controversia envuelve a la comunidad educativa de un jardín de infantes donde el dictado de clases se ha desarrollado de manera discontinua y en medio de polémicas, por cuestiones que nadie sabe explicar acabadamente.

Se trata del Jardín de Infantes Nro 11 “Chepachen”, ubicado en Chacra II en el que los trabajos de desinfección desembocaron en la negativa de un grupo de padres y docentes a continuar la actividad normal, pese a no existir causales concretas para ello.

La discusión comenzó a principios de semana, cuando una empresa privada especializada llevó a cabo las labores rutinarias de desinfección. Ese día lunes era la primera jornada de clases luego de un receso de dos semanas. Lejos de aprovechar esa pausa en las actividades, la desinfección se ordenó recién el lunes porque “se encontraron restos de excrementos” (con las actividades ya reanudadas) lo que obligó a interrumpir nuevamente las clases el día posterior.

Ese martes, ya hubo airados reclamos porque los padres no habían sido avisados con antelación de la novedad y se enteraron del corte de actividades cuando asistieron a clases con sus niños.

Jardín de Infantes Chepachen
¿Cualquiera decide?

El miércoles, para más, se dispuso continuar con el receso sin que nada lo justificara. Desatada la polémica, algunos docentes y padres decidieron que no habría actividades hasta el próximo lunes 8, en contra de la decisión de las autoridades escolares.

“Hasta el lunes (algunos padres) no piensan mandar a sus niños”, admitió la directora del Chepachen en diálogo con ((La 97)) Radio Fueguina.

El argumento para no reanudar la actividad parece ser el riesgo en su salud que correrían los niños después de la desinfección. Los informes dicen lo contrario. El elevado por la empresa es contundente al respecto (ver imagen).

Los técnicos, inclusive, elogian el estado de higiene del establecimiento, lo que no parece ser suficiente para algunos que prefieren que el dictado de clases no sea el normal, aunque los motivos para interrumpirlo estén descartados y desmentidos.

La polémica está servida y los alumnos (como siempre) son los únicos perjudicados.

 

 

 

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