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Telenoche se la agarró con Vuotto y los amigos de Máximo

El periodismo macrista salió a la cacería de camporistas, dondequiera que se escondan. Y los encontró a «casi» todos en la delegación de Ushuaia en Buenos Aires. Sciurano, vía Skype se anotó para denunciarlos. ¿Qué dirá Vuotto al respecto?

La cosa no es nueva ni mucho menos.

Desde siempre las delegaciones fueguinas en Buenos Aires (sean del gobierno provincial o de los municipios) han sido menos una embajada proactiva que una aldea de ñoquis y amigos del mandamás de turno.

O peor aún, refugio de impresentables que requerían seguir bajo el tibio cobijo del Estado pero en un entorno de intimidad y discreta penumbra política.

Son innumerables los casos registrables y con algunos casos célebres, como el de José Luis Tela, aquel que después de comprar una banca de concejal, zafó de la condena penal pero no de la social. Repudiado por la comunidad riograndense pero protegido por sus superiores, encontró refugio por más de dos décadas en la delegación de calle Esmeralda, hasta que pasó al otro privilegio de la condición de pasivo.

Cómo pasar por alto los “embajadores” investidos por Fabiana Ríos, generosa como nadie con sus amigos si de disponer dineros públicos se trataba. Así lo demostró con su ex marido, ñoqui de lujo en la Casa del Gobierno provincial en la CABA, hasta el final de la gestión.

O el ex periodista militante Bernardo Veksler, protegido de lujo, viviendo en la CABA con sueldo fueguino y sin función conocida, hasta su despido misterioso, envuelto de rumores y acusaciones en voz baja.

 

Hubo excepciones

Como rescatable excepción puede mencionarse a la delegación de Río Grande en tiempos recientes en que algunos de sus empleados o funcionarios han prestado importantes servicios en favor de los enfermos derivados, más por iniciativa y esfuerzo propio que por un plan organizado institucionalmente.

Envueltas en un marco de lejana opacidad, las delegaciones pocas veces han sido cuestionadas, a pesar de representar una fuga voluminosa de fondos malgastados. Pero el día llegó y este año la mirada curiosa parece haber impactado en la más nueva de ellas, la delegación de Ushuaia, localizada en Bolívar al 400, un viejo edificio de «más de cuatro pisos», según Telenoche, a apenas cuatro cuadras de la Casa Rosada.

Es que el nuevo Intendente, el camporista Walter Vuotto parece haber excedido los límites que la discreción mandaba y esta semana la prensa macrista porteña le dedicó generosos cuatro minutos de un informe lapidario, tanto en el canal 13 como en su hermano del cable, TN. Y quizás (nadie puede descartarlo) próximamente en las páginas del no menos macrista Clarín.

 

No descubrieron la pólvora

Pero tampoco Canal 13  ni Telenoche descubrieron nada. Ya en enero y febrero de este año, sendas notas del portal fueguino  «tdfaldia» daban cuenta de que la delegación de Ushuaia en Buenos Aires se ha convertido en albergue de camporistas, cristinistas y kirchneristas de elite que perdieron sus cargos en Nación tras el triunfo electoral de Cambiemos. Personajes que jamás vivieron en Ushuaia (que ni siquiera conocen la capital fueguina) son funcionarios en su delegación porteña, prendas vivientes de la deuda política que Vuotto adquirió para llegar a ser jefe comunal y que la Cámpora cobra sin piedad y con mucho dinero en honorarios

Un presupuesto inflado seis veces, planta política llevada de 42 a más de 150, pecados varios de los cuales se acusa a Vuotto en perjuicio de la delegación de Ushuaia en la CABA y que Canal 13 y TN dieron cuenta este miércoles, con el aporte invalorable (vía skype) de un invitado gustoso, el ex intendente Federico Sciurano que, si de “mandar en cana” a su sucesor se trata, es enfático acusador y artillero entusiasta.

Al fin se supo: las delegaciones en Buenos Aires tienen quizás no más del 10% de su personal que trabajan y prestan un servicio. Por lo demás, son cuevas de ñoquis, jubilados por anticipado y funcionarios fantasmas.

No sólo Walter Vuotto debe salir a dar explicaciones. Hasta se impone una discusión acerca de la conveniencia de cerrarlas  o al menos unificarlas en un inmueble común para ahorrar algo del dispendio. Pronto, antes de que el creativo Queno empiece a padecer un ataque de envidia e invente la delegación de Tolhuin en Buenos Aires, para distraer parte del generoso presupuesto con que cuenta (y no rinde a nadie).

De paso…

Y ya que hablamos de dar explicaciones, ¿alguien puede aclarar por qué en los registros de activos del ex Ipauss figuran no menos de 500 agentes que cobran sueldos fueguinos pero no viven ni en Tierra del Fuego ni en Buenos Aires?

No sólo Vuotto debe dar explicaciones. Y no precisamente a Telenoche sino a los sufridos contribuyentes de Ushuaia y Tierra del Fuego.

 

 

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