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El diario La Nación calificó a Emilio Saez como «el mejor jefe del mundo»

La nota del diario La Nación En la ciudad de Tolhuin, Tierra del Fuego, vive un señor que se llama Emilio Sáez. Emilio es dueño de la panadería “La Unión”. Y es el mejor jefe de la Argentina. Por lo menos así lo consideran sus empleados. Y tienen sus razones: en 2012, Emilio les construyó […]

La nota del diario La Nación

En la ciudad de Tolhuin, Tierra del Fuego, vive un señor que se llama Emilio Sáez. Emilio es dueño de la panadería “La Unión”. Y es el mejor jefe de la Argentina.

Por lo menos así lo consideran sus empleados. Y tienen sus razones: en 2012, Emilio les construyó una casa de vacaciones en Puerto Madryn.

La casa tiene un jardín enorme, 4 habitaciones, y una pileta climatizada. Cada empleado se puede quedar entre 10 y 12 días, llevar a su familia e invitar amigos. Emilio les paga todo, menos la comida. Y esos días no cuentan como “vacaciones oficiales”, así que después cada uno se puede tomar vacaciones aparte.

Hace cuatro o cinco años, con mi contador teníamos un sobrante de plata. Porque en nuestra panadería no tenemos problemas, ¿viste?, no tenemos que echar a nadie ni pagar juicios. Nos va bien. Así que se nos ocurrió construir la casa en un terreno que teníamos en Madryn. La construimos para todos, para ellos y para mí.

Porque nos gusta concentrarnos en el recurso humano. Hacíamos cosas similares desde hace tiempo. Al principio, cuando éramos 3 o 4, compramos unas motos y nos fuimos todos a recorrer el país, por ejemplo. Ahora somos 30. En una panadería se trabaja todo el tiempo, muy intensamente, con el otro. Hay que llevarse bien. A mí me gusta que la gente esté bien y venga a trabajar contenta.

Nos turnamos, cada uno la usa aproximadamente dos semanas al año. Pago todo, con el traslado, menos la comida. Y después aparte tienen sus vacaciones, claro. Es importante tomarse unos días, desconectarse, limpiar la cabeza. A veces venimos juntos, yo ahora por ejemplo estoy acá con mi familia y un empleado que vino por primera vez.

Pero funciona. Yo vengo de abajo, yo sé qué necesitan los empleados. No puede ser que te estén controlando si llegás 5 minutos tarde, que te descuenten eso del sueldo. Así no se trabaja bien. Hay que cambiar esas cosas.

“A mí Emilio me salvó”, cuenta Estela Saez, hermana del dueño. “Yo vivía en Málaga, en España, y bueno, la crisis nos tocó a todos. Hace dos meses estoy acá. Y no me lo puedo creer. Todavía no fui a la casa de Madryn pero ya habrá oportunidad”.

“Está muy piola”, dice Jorge Centurión, que trabaja hace 9 años en la panadería. “Se nos incentiva a que salgamos un poco, a que desconectemos. Además a veces hay premios por el trabajo. Y a la casa vamos todos, está buenísimo

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