Ismael Caizza rompe la dicotomía del «¿estudiás o trabajás?». Tiene 24 años y vive en Tolhuin y decidió en el 2012 comenzar un profesorado en matemáticas.
Sin embargo, la distancia puso la primer piedra en el camino. Lamentablemente Tolhuin hoy no puede ofrecer a los jóvenes esta salida: la facultad más próxima se encontraba a más de 100 kilómetros: Río Grande.
Por si fuera poco, aún debía sortear el obstáculo que significaba no contar con un medio de locomoción para llegar a nuestra ciudad, pero Ismael no bajaría los brazos.
Un profe a dedo
Contra todo lo que uno podía suponer, el joven, hijo de un obrero y una ama de casa, desafió los consejos de los más prudentes y salió a la ruta, cada día durante cuatro años, para hacer dedo y llegar a destino: IPES Paulo Freire.
En diálogo con Radio Fueguina, Ismael Caizza se mostró emocionado, luego de que el pasado viernes obtuviera el ansiado título en profesor de matemáticas y no perdió el tiempo a la hora de elogiar a todos aquellos que de alguna manera u otra colaboraron con su «odisea».
Un párrafo especial lo dedicó al docente Adrián Morlupi, quien voluntariamente se ofreció para trasladar a Ismael cada noche (generalmente las clases finalizan a las 24:00 horas) al puesto José Menéndez, desde donde este joven ejemplo emprendía su duro recorrido (o espera) hasta Tolhuin.
«Me ha tocado llegar a casa a las 5, 6 y hasta las 7 de la mañana», reveló Ismael Caizza en una entrevista realizada esta tarde en Radio Fueguina.
A la historia de Ismael, como el mismo afirma, le faltan unos cuantos párrafos. O capítulos. Ya tiene su título como profesor y ahora va por la licenciatura.
Pero además del objetivo académico, también podría lograr uno material este mismo mes, según sus previsiones: «Si todo sale bien, voy a tener mi autito».
Las distancias se harán así más cortas, pero la mochila de anécdotas y la satisfacción de cumplir sus sueños, la llevará siempre: ojalá sus alumnos lo sepan.
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