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El peligro de los edificios abandonados y sin protección ni vallado

Sin seguridad alguna, sin cerramientos, testimonio de la desidia, son además refugio de hechos desgraciados. A nadie parece importarle el peligro que representan por no cumplir con las normas.

Una sucesión de hechos desgraciados y aun en investigación tuvieron como centro de la escena a uno de los tantos edificios abandonados que hay en Río Grande.

El ubicado en Perito Moreno al 250 lleva más de veinte años abandonado y se convierte en un ejemplo más del peligro que representan este tipo de monumentos a la desidia.

El esqueleto de mampostería en cuestión se ubica al 200 de Perito Moreno, pleno centro de la ciudad, ubicación privilegiada por muchos motivos y con un valor (sólo del terreno) incalculable para el mercado especulador nuestro.

A la sombra del Casino, de un elegante restaurant, vecino de la casa histórica que sirve de sede a la Fiscalía Federal (recientemente visitada por ladrones), la obra trunca se ha convertido con el tiempo en cueva de malandras, refugio de indigentes, cucha para animales abandonados, caldo de cultivo para alimañas, y posible centro de hechos desgraciados como el que referimos.

Sumido en la completa oscuridad, sin cerramientos adecuados, sin nadie que lo vigile, el esqueleto olvidado cobija en si interior los restos de una antigua imprenta, mugre y testimonios gráficos de almas desoladas que lo han sabido visitar.

Las normas, en cualquier lugar del mundo, dicen que esos lugares deben estar resguardados, debidamente cerrados y b lindados para el ingreso de quienes nada tiene que hacer allí.

Disímiles versiones (cambiantes con el paso de los años) se conocen respecto de quiénes son los responsables. Lo que sí está claro es que por no cumplir con las normas, estos lugares son sumamente peligrosos por varios factores.

Alguien debe hacer cumplir esas normas, alguien debe poner las cosas en su lugar, alguien debe tomar el toro por las astas.

Hay muchos lugares como éste que exponen groseramente la desidia y el descuido. El viejo edificio de El Fénix, la vieja casa de Estrada y Mac Kinlay, el edificio de calle Belgrano, hasta hace poco el de Rosales y 9 de Julio. Todos ellos, motivo de especulación económica convertida en riesgo potencial y ejemplo fétido de la irresponsabilidad.

La contracara

El propio inmueble de calle Don Bosco y Mosconi, foco de corrupción, desgracia y perversión hasta que fue recuperado por la actual gestión municipal para constituirse en el Centro Mamá Margarita, es testimonio de que las cosas pueden hacerse mucho mejor.

Prevenir es decidir, es ocuparse, es accionar. Alguien tiene que accionar para que estos lugares se cierren, se iluminen, se limpien o se destinen a fines más provechosos. Alguien tiene que actuar para espantar la fatalidad.

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Producción: www.radiofueguina.com

Imágenes: Marcelo Mora

 

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