El gobierno de la Provincia ha confiado en su secretario de Gobierno, Alejandro Ledesma, la tarea de llevar adelante las reuniones proyectadas para procurar consensos a su propuesta de Reforma Electoral, antes de llevarla a la Legislatura.
Conocedores de que en Tierra del Fuego no existe ni un solo partido político que se encuentre organizado y con su estructura directiva prolijamente acomodada, desde el oficialismo prefieren decir que se invita a dialogar a “todos los sectores que lo acepten” y -en ese orden- llaman a la mesa a quienes se reconocen (o autoproclaman) “referentes”, antes que “dirigentes”.
Si son electos, tanto mejor: su representatividad no puede ser cuestionada.
Así se hizo en el primer ensayo. Se invitó a conversar a “referentes” del Movimiento Popular Fueguino y a la mesa se sentaron Luis Castelli (presidente del Infuetur y -por ende- funcionario del gobierno) Mariano Pombo (secretario de Obras Públicas del gobierno) y el concejal Ricardo Garramuño (apellido respetable, si los hay), además de algún otro “referente” cuya representatividad queda a criterio de quien quiera juzgarla.
«Ellos vieron con agrado discutir esta situación en un semestre donde no hay instancias electorales» argumentó Ledesma, terminada la reunión de la que todos parecieron salir satisfechos y animados.
«Cualquier referente político que quiera acercarse como en este caso lo hicieron referentes del MPF pueden hacerlo, van a ser recibidos y se le van a dar a conocer los proyectos», propició Ledesma, para quien la empatía parece estar bastante antes que la organicidad.
No me dejen solo
El problema, no obstante, vino desde afuera.
Rezongando como cualquiera que no ha sido invitado a una fiesta en la que –cree- debería ser el primer convidado, el legislador Damián Löffler exhibió su frustración pero a la vez desnudó su evidente pérdida de poder dentro de la estructura interna del MPF.
“A nosotros como Movimiento Popular Fueguino no nos han convocado”, deslindó Löffler, utilizando para ello las páginas del diario de su propiedad.
“Las autoridades del MPF nunca fueron invitadas por el Gobierno de la Provincia para discutir el proyecto de reforma electoral”, dice el diario, privando de cualquier sesgo de autoridad partidaria a los que sí fueron al encuentro.
“He visto algunos funcionarios del gobierno provincial que dicen representar al MPF, pero parece una reunión de gabinete –se burló Löffler- porque el MPF tiene sus autoridades electas y no vi ninguna autoridad de la Convención en la mesa con los funcionarios de gobierno”.
Autoridades vs. Electos, los de siempre vs los que quieren ser, en días en que se ha anunciado un improbable llamado a interna partidaria, el MPF pasa por una crisis existencial profunda, con final abierto.
Es un tiempo en que en el partido provincial los patrones de estancia parecen estar devaluados, mientras desde abajo algunos vienen pidiendo pista, sea desde un cargo electivo bien ganado o desde su propio arreglo personal con el oficialismo, para llevarse las ganancias a la mesa de apuestas de la interna.
Prioridades
En su enojo, el legislador fue más lejos. Acostumbrado (en otros tiempos) a marcar a fuego la agenda legislativa, se animó a considerar que la reforma política de ningún modo es prioritaria en el calendario de temas provinciales.
“Hoy los vecinos tienen problemas más importantes y urgentes en los que se debe focalizar” se compadeció, dando a entender que si lo hubieran invitado tampoco asistía, sea como autoridad partidaria o como electo del MPF.
Queda claro, de todos modos, que los dichos de Löffler reflejan mucho menos su pelea con el gobierno que el estallido de una interna que se viene brava y que ya no reconoce su voz como la del general que todo lo sabe, todo lo puede y todo lo ordena.
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