“Rutas destruidas, mal señalizadas y colapsadas; falta de controles e imprudencia al volante. El cóctel es letal: se estima que, en el país, más de 7000 personas mueren cada año en accidentes de tránsito”. Esa es la descripción que realizó el Ministerio de Transporte del sistema de rutas nacionales para justificar el lanzamiento de un ambicioso plan de seguridad vial.
De acuerdo a lo proyectado, el Gobierno construirá en los próximos cuatro años “la misma cantidad de kilómetros de autopistas que en los últimos 65: 2.800”. Además, este plan demandará una inversión de $200 mil millones y suponen que generará cerca de 35 mil puestos de trabajo.
Sin embargo, como si la descripción inicial no tuviese alcance para las rutas patagónicas, de los 2.800 kilómetros apenas unos cientos se destinarán a las provincias del sur. Es que según el mapa publicado por la cartera de Transporte, a través de este plan sólo se culminarán los trabajos en la ruta que conecta Caleta Olivia con Comodoro Rivadavia (78.2 km) y unos cientos de kilómetros que mejorarán la conectividad de Neuquén con Buenos Aires.
Sólo eso. De los 2.800 kilómetros prometidos por el Ministerio, las provincias más australes recibirán apenas 78.2 kilómetros, una cifra ridícula que en realidad sólo beneficiará al transporte pesado en el norte de Santa Cruz y el sur de Chubut. Para Tierra del Fuego, nada.
Como si eso de “rutas destruidas, mal señalizadas y colapsadas” fuera una exclusividad del norte del país.
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