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Avivadas criollas: El viejo truco de la reunión “oportuna”

No importa el motivo ni el protocolo. Tampoco si la actividad se cumplió realmente o no.  La cuestión es poder disfrazar de oficial un viaje personal y que los gastos los pague el contribuyente.

Algunos, tomando en broma lo que debería ser muy serio lo llaman en Tierra del Fuego el “estilo pipista”. No queda muy claro el porqué, aunque las sospechas apuntan en línea directa a un viejo lobo de los ardides políticos de cabotaje.

Es que en política, además de la decisión, el atrevimiento y los contactos, para sostenerse hay que contar con una alta dosis de astucia, propia o adquirida. Así, en todo el espectro político y en particular en Tierra del Fuego, las avivadas, el ingenio al servicio del mal, forman parte indisoluble de la actividad y hasta el enriquecimiento rápido de sus actores.

Entre esa colección de mañas y trampas, la de la “reunión off shore en el momento justo” ya es un clásico (se diría que hasta remanido) que ningún funcionario (o casi) desperdicia por su doble utilidad: viajar y cumplir compromisos personales sin erogar del bolsillo  y de paso quedarse con alguna diferencia, mérito de los jugosos viáticos que ellos mismos se fijan.

Puede ser un “simposio”, un “encuentro federal”, un “foro argentino y latinoamericano”, una “visita a la planta industrial de” o simplemente una reunión con “la subsecretaria de acción pragmática de la secretaría de promoción de las actividades por el pueblo” de alguna provincia lejana para “intercambiar impresiones”. Todo vale si sirve para disfrazar de viaje oficial un paseo.

Más allá de quienes fueron los maestros en el arte de currar con los viáticos, hubo un caso emblemático, el de un intendente que visitaba frecuentemente a su familia en Córdoba o San Juan o armaba viajes de compras a Punta Arenas y para ello siempre encontraba “reuniones” muy oportunas que justificaban los viáticos que percibirían él mismo y sus afortunados acompañantes.

Punta Arenas suele ser un “destino” muy elegido por estos avivados sumadores de millas, porque es el sitio más cercano donde se puede ir cobrando en dólares.

Los memoriosos no pueden haber dejado atrás aquel recordado caso de una legisladora que, habiendo anunciado su viaje a un curso “de formación” en Buenos Aires fue sorprendida tomando sol y ron en las cálidas playas cubanas, junto a una de sus colaboradoras.

Otro masivo rejunte de viáticos malhabidos lo protagonizaron concejales de Río Grande que viajaron hace algunos años a Buenos Aires con asesores, oficiales de prensa, colaboradores y boletos para el hipódromo. Según nos contaron, el plan era visitar parques industriales en Buenos Aires (Ezpeleta, Berazategui y algunos etcéteras) y replicar el modelo en nuestras ciudades.

Sería de perogrullo decir que los complejos de galpones siguen brindándonos su penosa imagen de desidia y desorganización y que ni siquiera un plano presentaron para mostrar lo que “habían aprendido”. Pero lo que sí, nuestros ediles y sus muchachos gozaron una semana larga a puro viático, alojados en Puerto Madero, concurriendo al hipódromo de Palermo y haciendo noche en los pubs vecinos al cementerio de La Recoleta.

El sistema no decae ni mucho menos, se extiende y se perfecciona. En los últimos tiempos hubo un motivo partidario que se debía disfrazar para demandar viajes en comisión y viáticos a destajo. Reuniones de “la orga”, viajes de instrucción militante y, por sobre todo, citas para vivar a la jefa, tal como sucedió esta semana en que la cita era imperdible y había que estar alli, a como diera lugar y sin que duela el bolsillo.

Alguno, que ya no ocupa cargo público se sacó la selfie en el avión avisándole a la jefa que “hacia allá vamos” y se supone que pagó de su bolsillo. Pero hubo otros varios leales incondicionales que se hicieron presentes en la fiesta (cuidando esta vez de no salir en la foto) con la tranquilidad de haber hecho los papeles correctamente para que el gasto lo pague el erario público, o sea el vecino.

Por supuesto, la reunión “oportuna” se armó y se agendó, aunque no sabremos para qué sirvió. Claro que la coartada, para ser prolija y eficaz requiere foto y posterior gacetilla que será debidamente publicada por los medios amigos.

Y no fallará; más temprano que tarde la gacetilla con la respectiva imagen será publicada. Y clink!!!, caja.

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