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Políticos, funcionarios y hasta un puntero explican cómo se comete fraude

Destacaron el rol de las autoridades de mesa y la importancia de efectuar la denuncia ante la justicia para evitar estas prácticas.

Políticos, especialistas y dirigentes reconocieron que antes, durante y después del proceso electoral pueden cometerse hechos de fraude, por lo que destacaron la importancia de contar con fiscales de todos los partidos en cada una de las mesas y que se formalicen frente la Justicia las denuncias ante este tipo de delitos.

Tras los hechos de fraude denunciados durante los comicios de la provincia de Tucumán se puso en discusión la trasparencia del sistema electoral argentino y la incidencia que puede tener este delito en el resultado final de una elección. Sin embargo, poco se habló de las distintas formas que toma esta práctica y cómo hacer para evitarla.

Aunque algunos lo distinguen como una excepción a la regla y otros como una práctica habitual, el director nacional electoral, Alejandro Tullio; la diputada de Unión PRO, Patricia Bullrich; el titular de la Fundación Libertad y Progreso, Agustín Etchebarne y un puntero político del primer cordón del Conurbano bonaerense coincidieron en que estos delitos electorales «existen» e hicieron hincapié en la importancia de denunciarlos.

En diálogo con DyN, Tullio dijo que «no» descarta «la posibilidad de que alguien quiera hacer fraude» durante los comicios presidenciales del domingo 25, pero remarcó que lo que sí niega «categóricamente es que esto no se pueda descubrir y evitar», por lo que llamó a que se hagan «denuncias formales» ante a este tipo de delitos.

Frente a este reclamo, Bullrich expresó que «siempre existen muchas denuncias de fraude», pero explicó que a veces éstas no se pueden concretar formalmente porque la Justicia electoral «pide pruebas que son difíciles de conseguir, como fotos o filmaciones».

Para el dirigente punteril el fraude «más silencioso» es el que se comete «mucho tiempo antes de las elecciones» y es el que tiene que ver con las prácticas clientelares, sobre todo en las zonas más carenciadas, donde «es más fácil comprar el voto con algo que la gente ande necesitando».

Etchebarne clasificó el fraude en etapas entre las que destacó cuatro tipos:

  1. a) «El fraude pre-electoral», como la manipulación de padrones, el clientelismo o la coacción;
  2. b) «El que se comete el día de la elección», entre los que incluyó el voto en cadena o el embarazo de urnas;
  3. c) El que se practica «durante el cierre de los comicios», como la adulteración de planillas o la caída del sistema de cómputo de votos y
  4. d) el «post-electoral, que es el que puede ocurrir en la sede del Correo con el recuento provisorio».

«Los más comunes son el robo de boletas, la inducción del voto mediante mecanismos clientelares, el voto en cadena y la adulteración de las actas del escrutinio», detalló Bullrich también en diálogo con esta Agencia quien, sin embargo, reconoció que luego de los comicios tucumanos «se reforzaron las medidas de seguridad para garantizar la transparencia».

En la misma línea, Tullio dijo que después de esas elecciones «se tomaron medidas que indudablemente mejoran la capacidad de control» de los espacios políticos, pero reprochó que «algunas de estas estaban disponibles para los partidos antes de las PASO y no las usaron».

El director electoral precisó que se avanzó en las 30 recomendaciones de la Cámara Electoral para garantizar la transparencia de los comicios, por lo que para estas elecciones «se modificó el formato de los telegramas para que haya menos problemas en la transcripción de los resultados de las mesas; se cambió la ruta del Correo; y los partidos van a poder hacer un seguimiento casi exhaustivo de todo el itinerario del voto», entre otras disposiciones.

Para Bullrich, «todas estas modificaciones demuestran que, aunque el Gobierno lo niegue, el fraude existe» y consideró que el impacto de este delito electoral «es menor cuando el resultado de la elección es amplio pero, cuando es muy ajustado, como en estas elecciones, eso puede cambiar todo».

Tullio puntualizó que se está haciendo una «campaña fuerte» para que se denuncien estos delitos porque, consideró, «no hay traición cívica peor que ser testigo de un delito electoral, comentarlo, pero no denunciarlo».

Frente a este tipo de maniobras, el director ejecutivo de la fundación Libertad y Progreso le remarcó a DyN que la jornada de la elección «es fundamental custodiar la urna durante todo el día» y añadió que, por eso, «es importantísimo tener fiscales en todas las mesas y para alcanzar este ideal se necesitan 200 mil por partido».

El puntero consultado por esta Agencia también destacó el rol de los presidentes de mesa, al advertir que «muchas veces son suplantados por gente a la que le paga el partido para que esté en ese lugar y se pueda cometer más fácil el fraude».

DyN

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