Clima de partido importante. De definición. En las tribunas del Monumental, recuerdos para Boca. En las plateas, la memoria fotográfica del trascendental triunfo frente a Cruzeiro en Brasil se hacía presente. Semifinal, otra vez. En la cancha, un equipo que desde la llegada de Marcelo Gallardo se volvió copero. Y esta noche lo volvió a demostrar. En un encuentro muy disputado, River le ganó 2-0 a Guaraní con goles de Gabriel Mercado y Rodrigo Mora (una joyita), y sacó ventaja en la primera semi de la Copa Libertadores. El martes, la revancha en el estadio Defensores del Chaco, de Asunción.
No fue un partido soñado, mucho menos bien jugado. Es que el conjunto visitante le planteó una dura batalla en el mediocampo al Millonario y no se achicó en Núñez. Dubitativo en los pases y sin movilidad en ataque, la Banda no puso hacer pie durante el primer tiempo. Lucho González por la banda no aportó sorpresa, Ponzio y Kranevitter en el medio superpusieron tareas y Carlos Sánchez intentó jugar de todo menos por el sector derecho. Entonces, Guaraní aprovechó ese desconcierto para inquietar con el habilidoso Julián Benítez y con el grandote Federico Santander, controlado con autoridad por Jonatan Maidana, la figura del elenco local. La única jugada clara de gol en esa primera mitad ocurrió a los 10 minutos. Mora tiró un centro, Lucas Alario cabeceó, Alfredo Aguilar tapó a puro reflejo y, con el arco a su disposición, Sánchez metió un testazo defectuoso y se perdió la apertura del marcador.
En el complemento, las cosas cambiaron. Afuera Lucho y adentro Gonzalo Martínez. El ex Huracán comenzó a revolucionar la defensa paraguaya con sus gambetas y eso adelantó a River en el campo. Hasta que a los 14, un córner del Pity fue peleado en las alturas por Alario y, en el rebote, Mercado definió para estampar el 1-0.
El defensor, al que Gallardo en la semana consideró como esencial, apareció otra vez en los momentos decisivos (había convertido en la final de la Copa Sudamericana ante Atlético Nacional) y provocó la locura de todo el estadio.
Estado de éxtasis que se incrementaría en el Bajo Belgrano a los 27 minutos, cuando Mora corrió solito hacia el arco rival y picó la pelota por encima de la humanidad de Aguilar para marcar el 2-0.
“Uruguayo, uruguayo, uruguayo”, el grito que alguna vez le había pertenecido a Enzo Francescoli ahora tenía como destinatario al futbolista que una vez terminado el certamen continental se marchará al fútbol árabe. Sobre el final, hubo tiempo para que Ponzio coqueteara con ampliar aún más la ventaja, pero el mediocampista adelantó demasiado el balón y terminó cometiéndole falta al arquero. Tarjeta amarilla y, como fue su tercera amonestación en la fase final, quedó out de la revancha. Pitazo final, desahogo en el Monumental y festejos con sabor a triunfazo.
El próximo martes, los hombres de Gallardo tendrán que salir a dar una nueva batalla. Esta vez en Paraguay. En juego está el ansiado pase a la final de la Libertadores, ese trofeo que es esquivo desde hace 19 años. El tiempo pasó y este River ya demostró que está más copado que nunca.
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