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Condenaron al violador que se hacía llamar «Maestro Amor»

El gurú fue encontrado culpable de cometer seis casos de abuso sexual y corrupción de menores. Lo sentenciaron a 14 años de prisión.

Maestro amor

La justicia de Catamarca condenó hoy a 14 años de prisión a Ricardo Javier Ocampo, conocido como «Maestro Amor», por encontrarlo autor de seis casos de abuso sexual y corrupción de menores.

Ocampo llegó al juicio imputado por tres hechos de abuso sexual por el aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima, dos episodios de abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa y un hecho de corrupción de menores agravada.

Los episodios denunciados ocurrieron entre 2002 y 2007 en la Capital y en el ámbito de la comunidad Meditazen en Capayán.

El juicio comenzó el martes 4 de noviembre, cuando Ricardo Javier Ocampo escuchó las seis acusaciones en su contra y ante la consulta del presidente del tribunal, Luis Guillamondegui si iba a declarar, hizo uso de su derecho de abstenerse.

Luego, se presentaron los peritos forenses, entre ellos el psicólogo Edgardo Quiroga, la psiquiatra María Martha Barrionuevo y el médico Rubén Musri que ratificaron lo vertido en las conclusiones del informe que cuenta la causa.

El texto de las pericias psiquiátricas de las que se valió el Ministerio Público Fiscal, para elevar la causa a juicio dice que Ocampo «facilitó la corrupción con actos de perversión moral en contra del menor a través de prácticas viciosas y aberrantes de claro contenido sexual consistentes en hacerle ver una película erótica a un niño (…) desviando el normal desarrollo sexual del menor con dichas prácticas». Por eso, los especialistas consideraron que Ocampo «llevó a cabo las prácticas reprochadas con la intención de transmitir su degeneración a las víctimas para seguir cometiendo con ella tales actos degenerados en el futuro, deformando así el sentido natural de la sexualidad de la víctima».

En la segunda jornada, declaró uno de los denunciantes, un joven que vive en Córdoba y que denunció que era amenazado por medio de las redes sociales. El joven, acompañado por un sacerdote y su madre, ratificó su denuncia contra Ocampo y dijo luego a la prensa que era «muy importante que se haga justicia y evitar el daño a más personas, niños sobre todo».

Según las denuncias, los ultrajes comenzaron en octubre de 2001, cuando Ocampo simulaba tener poderes celestiales para aprovecharse de la inmadurez sexual del adolescente de 14 años, lo habría llevado a una propiedad ubicada en el sector sur de l ciudad, donde le habría inducido a practicarle sexo oral. En marzo y en diciembre de 2003, cuando la víctima tenía 15 años, lo habría accedido carnalmente.

Durante las dos jornadas del juicio oral, a puertas cerradas, un grupo de seguidores de Ocampo lo acompañó hasta la Cámara Penal 2, donde tomaban fotografías y filmaron todo lo que sucedía alrededor de la sede judicial.

En la causa contra Ocampo hubo en total seis denuncias por abuso sexual, que incluyen las acusaciones por abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa agravado por corrupción de menores, otro por abuso sexual con acceso carnal agravado por la inmadurez sexual de la víctima y otra imputación por abuso sexual con acceso carnal agravado por la condición de líder espiritual de la víctima.

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