El tercer clásico de La Plata en apenas un par de semanas pasó sin pena ni gloria. Luego de la serie por la Copa Sudamericana, Estudiantes y Gimnasia volvieron a verse las caras por el torneo local, pero esta vez no hubo emociones: fue un pobre 0-0 en el Estadio Unico.
Los dos tuvieron las mismas carencias. Les faltó alguien que generara fútbol, sobró la lucha y generar una situación de peligro fue prácticamente una odisea.
A la hora de nombrar alguna individualidad habrá que destacar a dos jugadores que ingresaron en la segunda parte del encuentro, Diego Nicolaievsky, en Gimnasia, y Joaquín Correa, en Estudiantes, aunque no lograron torcer la historia del encuentro.
En el arranque, el Pincha se adueñó del campo y la pelota, pero no creó peligro. Por el contrario, el Lobo se abroqueló bien en el fondo, y de contraataque dispuso de las situaciones más claras.
A los 4 minutos un buen pase de Javier Mendoza dejó bien ubicado a Jorge Rojas, quien despachó un buen remate que sacó Agustín Silva y, a los 39, un cabezazo del uruguayo Alvaro Fernández provocó otra atajada del arquero local.
A pesar de cierto dominio el equipo dirigido por Mauricio Pellegrino recién llegó con cierto riesgo a los 43, cuando un mal pase de Juan Quiroga dejó totalmente solo a Ezequiel Cerutti, pero el remate del delantero fue contenido por Fernando Monetti.
En el comienzo del segundo período, Estudiantes decidió adelantarse, y encerró a Gimnasia contra su campo, pero le faltó precisión. Con un Román Martínez errático, el Pincha debió esperar el ingreso de Correa (20 minutos) para encontrar a alguien que condujera cada ataque.
Durante ese lapso, Estudiantes tuvo dos aproximaciones de cierto riesgo. Sobre los 6, un remate de Cerutti se fue por encima del travesaño y, a los 20, el delantero envió un centro de derecha a izquierda que no fue conectada por ningún compañero.
Después de esa jugada el cotejo se diluyó de a poco. El cansancio, quizá la falta de ideas e individualidades, pudieron ser las razones de eso. Lo único concreto fue que el 0-0 resultó justo, pero sobre todo reflejó lo poco que hicieron ambos equipos.
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