Jonny Wilkinson, que anunció hace un par de meses que definitivamente cuelga los botines, y que finalmente formará parte del ‘staff’ técnico del Toulon, su último equipo y con el que conquistó esta temporada tanto la Heineken Cup como el Top 14 francés, ha explicado los motivos de su retirada.
«Me hace mucho bien seguir como entrenador, creo que puedo ser útil a la hora de transmitirlo a los demás»
En una entrevista al portal RugbyRama, reproducida por el blog rugbero ‘Mohicanos’, el apertura inglés asegura que «fue un asunto entre mi cabeza y mi cuerpo. Al final he escuchado a mi cabeza más que a mi cuerpo. Encima todo acabó bien con mi equipo, ganando el título liguero, así que era el momento adecuado para que lo dejara».
Wilkinson reconoce que en su carrera deportiva no todo ha sido fácil, más bien todo lo contrario. «Después del título en el Mundial de Australia’2003, todo ha sido siempre difícil para mí. Sin embargo, el día del último partido con Toulon me levanté por la mañana y me sentía muy bien. Está claro que hay cosas que voy a perder y a echar de menos, pero ha sido una decisión correcta».
«Cuando algo salía mal, pensaba que se iba a caer el mundo; miro a mi carrera como una pérdida de una parte de mi vida»
Y sobre su futuro tiene claro que quiere ser entrenador. «Me hace mucho bien seguir como entrenador, porque me encanta el rugby, pero ahora sin la presión que yo siempre me puse a mí mismo. Ahora puedo hacer lo que me haga feliz, esto es por diversión. Además, con todo lo que he aprendido en mi vida, con cientos y cientos de entrenamientos y vivencias en mi carrera, creo que puedo ser útil a la hora de transmitirlo a los demás. Hubiera sido un error no hacerlo».
Además, Wilko reconoce que los últimos años no ha disfrutado tanto como quisiera de su deporte. «Me he dado cuenta que en los dos o tres últimos años sólo jugaba por sobrevivir, el placer era ganar para sobrevivir, para que salieran bien las cosas que tenían que salir bien. Y cuando salían bien, pensaba ‘ya está hecho, misión cumplida’… pero la sonrisa no aparecía. Siempre había algo en mi cabeza que no funcionaba bien. Y es que tras la final de Sidney, lo que hacía se convertió en algo necesario, pero no era un placer. Demasiado estrés y presión por los resultados».
«En los últimos años sólo jugaba por sobrevivir… la sonrisa no aparecía»
Y por último, una interesante reflexión. «Estuve sin jugar mucho tiempo por las continuas lesiones y tenía dudas de si recuperaría mi nivel. Me veía como alguien que se aferraba a todo con las uñas. Cada vez que algo salía mal, pensaba que se me iba a caer el mundo encima. Por eso miro a mi carrera como una pérdida de una parte de mi vida. Es demasiado difícil con la personalidad que tengo. Probé el lado espiritual con el budismo, para encontrar un camino más pacífico y relajado, pero no pude. Cada momento de cada partido era demasiado importante para mí. Imposible escapar de eso. Seguí así hasta el final, sabiendo que era mi forma de ser».
Fuente: Marca
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