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Los Tompkins preparan su parque en Aysén

La presidenta y fundadora de Conservación Patagónica, Kristine McDivitt Tompkins, presentó públicamente el Parque Patagonia.

PARQUe

Desde 2004, la entidad en conjunto con voluntarios de todo el mundo, ha estado trabajando arduamente en la recuperación y desarrollo de este proyecto en la Región de Aysén.

Este proyecto busca proteger las especies nativas de esta región de la Patagonia y recuperar las zonas degradadas. Para eso, se ha trabajado arduamente en cuatro áreas: la compra del terreno, restauración de la biodiversidad, la construcción de acceso público y la integración de la comunidad.

Voluntarios de todo el mundo han ido quitando más de 800 kilómetros de cercos para que la fauna, entre la que se cuenta al guanaco, zorros, pumas y huemules, pueda moverse libremente. Además, los anteriores gauchos de la estancia, son hoy los nuevos guardaparques, que monitorean a pudúes y pumas, entre otras especies en peligro.

El 15 de octubre de este año se abrirán las puertas al público, permitiendo el acceso al parque de forma gratuita. Sólo se cobrará por el uso de sus instalaciones, como son el restaurant, la zona de camping y el lodge.

En 2015 se proyecta extender los senderos y terminar el museo. Una vez que el parque esté listo, se continuarán las conversaciones para donarlo al Estado, con miras para que entre al sistema de parques nacionales y así goce de la protección que brinda ese estatus.

“Cuando un proyecto está listo, buscamos donarlo al Estado, porque lo último que queremos es crear un costo para que un gobierno termine lo que nosotros empezamos”, señaló Kristine McDivitt Tompkins.

Los Tompkins llegaron a poseer 816 mil hectáreas en Chile (64%) y Argentina (36%). De esas propiedades, 80 mil hectáreas están en el Parque Patagonia o ex hacienda Valle Chacabuco, uno de los mayores predios productivos de Aysén. A través de Conservación Patagónica, Kristine Tompkins lo compró en 2004 a Francisco De Smet, en US$ 10 millones, pese a que un grupo de empresarios chilenos hizo una oferta paralela. Luego retiró casi todo el ganado, lo que motivó cuestionamientos por la merma de empleo y productividad. Ella replica que la hacienda estaba tan sobreexplotada que solo arrojaba pérdidas, que De Smet no habría vendido si hubiese podido seguir produciendo, y que como parque nacional aportará más ingresos a las comunidades vecinas.

Desde entonces, asegura, ha invertido US$ 40 millones, reunidos con aportes, para recuperar el predio. “Es un lugar mágico”, resume Tompkins. Hay guanacos, zorros, flamencos y cisnes, además de bosques de lenga y ñirre.

Sobre el traspaso al Estado, quiere terminar la infraestructura antes de conversar. La única condición es que entre al sistema de parques nacionales y goce de la protección que brinda ese estatus.

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