
La práctica abierta de la selección se termina en el estadio Independencia. Los jugadores aplauden al público en la mitad de la cancha y se llevan una ovación. Caminan hacia al vestuario. Hasta que de pronto hinchas brasileños invaden el campo de juego. Se mete el primero y va derecho a buscarlo a Lionel Messi . Logra su objetivo. Leo lo saluda y le regala su buzo. El se arrodilla, le hace una reverencia y festeja como si hubiera convertido un gol. Otros lo siguen detrás. Corren y la seguridad no logra detenerlos. Javier Mascherano le regala su camiseta a otro, lo mismo hace Ezequiel Lavezzi. Entran más, parece descontrolarse, pero el conjunto nacional deja la cancha. Final de la fiesta con otro episodio con Leo que dará la vuelta al mundo.
Así terminó lo que toda la tarde fue una fiesta en la que hinchas brasileños y argentinos disfrutaron juntos en las tribunas en una jornada en la que todos fueron Messi. La 10 de la selección o la de Barcelona, lo mismo daba. La mayoría llevaba la inscripción de Leo en su cuerpo.
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