Las primeras muestras de apoyo al equipo que dirige Alejandro Sabella en tierra brasileña lo dio un puñado de argentinos que esperó el arribo de la Selección a Belo Horizonte hasta su arribo pasadas las 19.30. Allí, en el aeropuerto de la capital de Minas Gerais, se dejaron ver camisetas celestes y blancas a la espera de que Messi y compañía aterrizaran en la ciudad en la que se instalará el equipo mientras dure su participación mundialista.
A pesar de que los jugadores tomaron una salida sin público en el micro que los traslada a su concentración, alrededor de 25 de las 150 personas que aguardaban en el aeropuerto llevaban la casaca del combinado nacional, aunque en su mayoría se trataba de brasileños. Unos pocos uruguayos, cuya selección llegó más temprano, y mexicanos se mezclaron entre los curiosos que se acercaron al lugar.
Quien sí se dispuso a recibir a la delegación argentina fue el embajador argentino en Brasil, Luis María Kreckle, quien junto a su comitiva se acomodó en la pista de aterrizaje para poder saludar a los jugadores.
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