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La Iglesia volvió a reclamar una «actitud definida» frente al narcotráfico

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina reivindicó, además, el servicio en favor de los más necesitados del padre Carlos Mugica, asesinado hace 40 años.

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El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, volvió hoy a reclamar una «actitud definida» frente al delito del narcotráfico y reivindicó el servicio en favor de los más necesitados del padre Carlos Mugica, a 40 años de su asesinato.

El prelado santafesino celebró esta noche la misa de apertura de la 107 asamblea plenaria, tras un intercambio sobre la realidad social y política del país en la casa de ejercicios El Cenáculo-La Montonera, de Pilar, donde hasta el sábado deliberará un centenar de obispos.

«Hemos hablado con preocupación de la realidad de la droga con su rostro de violencia e inseguridad, como de negocio y de muerte. Es necesaria una actitud definida frente a lo que no dudamos en llamar el delito del narcotráfico», dijo en la homilía.

Arancedo reconoció que «este flagelo tiene raíces muy profundas» y advirtió que «hay una orfandad social y afectiva en muchos jóvenes que los hace presa fácil de una sociedad que en su afán de lucro no tiene límites».

En noviembre, el Episcopado difundió un duro documento en el que advirtió sobre el avance «sin control» del narcodelito y denunció cierta pasividad del poder político ante la proliferación del comercio de estupefacientes.

Arancedo ratificó también que frente a las «necesidades materiales y espirituales» de los argentinos, la Iglesia no dejará de cumplir su misión profética de denuncia, porque de otro modo «no seríamos fieles al Evangelio».

Asimismo aseguró que el plenario episcopal hará memoria del padre Mugica, quien en «aquellos años duros y tristes de nuestra Patria, fue víctima de un asesinato».

«Fue un sacerdote que vivió su fe y ministerio en comunión con la Iglesia y al servicio de los más necesitados, que aún lo recuerdan con gratitud, cariño y dolor», precisó al referirse al sacerdote que inauguró la pastoral de las villas de emergencia.

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