En su última aparición pública, el ex coronel del Ejército Paulo Malhães reveló su participación en torturas y crímenes ocurridos durante la dictadura militar entre 1964 y 1985.
El viernes por la mañana el ex agente apareció muerto con señales de haber sido asfixiado, en su casa de Nova Iguazú, en la región rural de la Baixada Fluminsense, en Río de Janeiro.
La policía aún desconoce si el móvil fue una venganza, la destrucción de pruebas o solamente un robo, ya que fueron extraídas armas de colección y computadoras de la finca del ex represor que tenía 77 años.
La Comisión Nacional de la Verdad de Brasil pidió este sabado al gobierno brasileño que la Policía Federal participe de la investigación por el asesinato del ex coronel del Ejército Paulo Malhães, para determinar si el crimen está relacionado con la confesión.
La CNV, designada hace más de un año por la presidenta Dilma Rousseff para investigar violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, hizo la presentación de manera formal al ministro de
Justicia, José Cardozo, por el cual solicita que la Policía Federal acompañe la investigación que realiza la Policía Civil de Rio de Janerio del asesinato de Malhães.
De acuerdo con la investigación preliminar, tres hombres invadieron este viernes la casa del exagente del Centro de Informaciones del Ejército, lo ataron, al igual que a su esposa, y se llevaron armas de colección, tras permanecer más de diez horas en la vivienda, en una zona rural de Nova Iguaçu, asalto durante el que dieron muerte al militar.
La esposa de Malhães explicó que ambos fueron amarrados en habitaciones distintas y que no supo en qué momento fue asesinado su marido, que según la policía fue asfixiado.
Malhães había declarado en marzo ante la CNV que agentes del Centro de Informaciones del Ejército mutilaban cuerpos de las víctimas de la dictadura, asesinadas en la Casa de la Muerte, en Petrópolis, arrnacándoles las piezas dentales y las puntas de los dedos para impedir su identificación.
La CNV no descartó que la muerte de Malhães pueda estar relacionada con esta declaración y calificó que el crimen como una posible «quema de papeles» en el sentido de impedir que el militar revelara más datos, según reportó la agencia estatal de Brasil.
En tanto, Vera Paiva, hija del diputado Rúbens Paiva, una de las supuestas víctimas de Malhães, quien admitió haber participado en secuestros y torturas, dijo que estar convencida de que el asesinato del militar tuvo como único objetivo el de callar su voz.
El asesinato de Malhães prueba que la «dictadura no acabó» y que agentes del antiguo régimen se mantienen activos y pretenden impedir que se reconstruya la «verdad histórica», señaló Paiva al diario O Día.
Por otra parte, los miembros de la Comisión de la Verdad del estado de San Pablo manifestaron su «sorpresa y preocupación» con el asesinato del coronel y aseguraron que «las circunstancias del crimen» obligan a una «investigación rigurosa».
Comentarios