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El incendio en el Pequeño Hogar dejó traslucir una cruda realidad

La ministro Montero admitió que los chicos (de entre 11 y 16 años) convivían con un hombre de 37, alojado allí por razones que no supo aclarar. Las condiciones del edificio, en el centro de las críticas.

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Las repercusiones del incendio ocurrido en la mañana del jueves en el albergue de menores conocido como “Pequeño Hogar” dejaron en evidencia una situación polémica y una serie de irregularidades que alcanzan a todo el manejo de la problemática de menores en riesgo en Río Grande.

Luego de las denuncias hechas por dirigentes de ATE y en base a las preguntas efectuadas durante una entrevista con Radio Fueguina, la ministro de Desarrollo Social Marisa Montero intentó explicar los hechos, aunque dejó más dudas que certezas y temas que deberán ser investigados en profundidad.

Ante una consulta concreta al respecto, la funcionaria admitió que junto a los cinco menores que resultaron víctimas del siniestro (cuatro niñas y un varón de entre 11 y 126 años de edad) permanece alojado y cohabita un hombre de 37 años, las razones de cuyo alojamiento junto a los jóvenes no supo explicar claramente “Se trata de un adulto con discapacidad que tramitaba la pensión y estaba en busca de alojamiento”, explicó.

Tras convenir en que  “había gente preocupada” por tal situación, se excusó en que “muchas veces estamos sujetos a decisiones judiciales que a veces se contraponen con el criterio de los profesionales intervinientes en el área”.

Eludiendo responder si la irregularidad tenía como origen una orden judicial, se limitó a aclarar que “Hablo en general y no voy a entrar en detalles de la situación en particular. No lo tengo en claro”, se sinceró, “lo que sí tengo en claro es que se trata de un alojamiento provisorio”.

Entre otras cuestiones, la ministro admitió también que los menores tenían permiso para salir sin acompañantes, aun en horas de la noche y que el personal a cargo de su custodia no cuenta con formación profesional, aunque “son idóneos” para la labor.

Montero aceptó también que las condiciones edilicias del albergue distan de ser las recomendables y que el mantenimiento de éste, como de otros edificios destinados al alojamiento de personas bajo tutela del Estado, presenta falencias importantes desde todo punto de vista.

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