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El duro oficio de alcanzar el colectivo

Automovilistas que “hacen cola” para alcanzar la puerta del colegio donde sus hijos esperan, no dudan en ocupar el espacio destinado a la parada del colectivo. Los pasajeros deben lanzarse a la calle para ascender.

 parada bus

La escena es repetida y cotidiana, por más irritante que resulte y no logra atraer la atención de ninguna autoridad.

Los vecinos de a pie, que esperan por su colectivo en la esquina de Rivadavia y San Martín, deberán correr los riesgos de lanzarse a la calle para poder ascender al vehículo.

Es que los automovilistas que pasan a recoger a sus hijos al colegio ubicado allí cerca no aceptarán de ningún modo bajarse de su automóvil, aunque ello suponga pisotear el derecho de los otros.

La larga fila de automóviles que todos los mediodías (en hora pico) se estacionan junto al cordón, mantiene obstruida por largo rato la parada del colectivo. Así, el chofer no tiene más remedio que detenerse en doble fila y los pasajeros bajar a la calle y pasar entre los autos en movimiento para no perder su ómnibus.

No por repetida la infracción ha logrado atraer la atención de autoridad alguna. “Es por un ratito nomás”, se solidarizó un inspector para nada dispuesto a explicarles a los infractores lo peligroso de su accionar.

“Es un ratito”, un ratito por día durante el cual, los vecinos de a pie arriesgan su integridad pasando entre los vehículos de indolentes automovilistas que jamás escucharon decir que “tu derecho termina donde comienza el de los otros”.

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