Publicado en

Solo desafíos, dificultades y necesidades | Tomás Bulat

Es lógico que el Ministro de Economía de la Argentina diga que la economía está bien y tiene solo algunos desafíos, dificultades y necesidades pendientes. Al fin y al cabo, imaginemos que diga lo contrario, que la economía tiene muchos problemas sería muy complicado para todos. No porque esté mal reconocerlos, en muchos países se […]

Es lógico que el Ministro de Economía de la Argentina diga que la economía está bien y tiene solo algunos desafíos, dificultades y necesidades pendientes. Al fin y al cabo, imaginemos que diga lo contrario, que la economía tiene muchos problemas sería muy complicado para todos. No porque esté mal reconocerlos, en muchos países se reconocen públicamente los problemas, sino porque  de dar ese diagnóstico todos esperaríamos medidas de política económica acorde a la gravedad de la situación.

Es decir, si un médico te dice que tenés cáncer, vos esperás que te recete un intenso tratamiento y no que te recete una aspirina y te mande a tu casa.

Porque reconocer un problema implica brindar una propuesta de solución.

Por lo tanto, lo que dice el gobierno es consistente con lo que hace. Se hace poco porque los problemas son pocos. Ahora, intentemos ponerle nombre y apellido a cada uno de los precisos términos utilizados por el Ministro.

Desafío: Es esperable que se trate de la posibilidad de devaluar sin que la inflación se dispare. Porque de no ser así, la devaluación perdería todo su sentido. Por ejemplo, si el tipo de cambio sube, digamos un 17% en un solo día para ganar competitividad, entonces la inflación no debería ser elevada por un buen período de tiempo de manera que mantenga la ventaja lograda con el nuevo tipo de cambio.

Pero imaginemos que la inflación se acelera y en tan solo 4 meses el aumento de precios está cercano al 17%. Se perdió de ese modo el efecto de la devaluación, obligando a tener que hacer otra “convergencia de equilibrio” a tan solo 4 meses de haber hecho la primera.

Así que efectivamente ese es un desafío. Devaluar sin aumentar la inflación.

Dificultad: para poder bajar la inflación hay que limitar la expansión monetaria que se produce, entre otras cosas, por el abultado déficit fiscal que no encuentra otra forma de financiamiento que la emisión de dinero.

En este caso la dificultad reside en que el gasto público crezca menos que la recaudación y para eso hay que limitarlo: recortar subsidios a la energía a vastos sectores o reducir a la inversión pública o restringir la ayuda a las provincias. Todo esto sin que se generen demasiadas tensiones sociales ni políticas.

Reconozcámoslo, es un grado de dificultad importante.

Necesidad: De conseguir dólares para evitar que el nivel de actividad económica se siga cayendo. Porque de no incrementarse las reservas durante el primer semestre del 2014, significaría que en el segundo semestre, las importaciones y los pagos de deuda  irán consumiendo los dólares que la economía necesita para funcionar.

No problem!!

Entonces, como podemos leer, no hay problemas económicos, y en consecuencia, las medidas que se toman son acordes al diagnóstico ministerial.

Para resolver el desafío se han implementado los precios cuidados y se están firmando algunos acuerdos sectoriales para, por unos días, tener los precios bajo control. También la idea es postergar las paritarias hasta junio.

Por ahora, con una inflación de casi el 5% en febrero y otro tanto en marzo, el desafío parece mantenerse a pesar de las medidas ya comentadas.

Para resolver la dificultad el Tesoro le dejó la responsabilidad al Banco Central para que absorba los pesos que emite para financiar el déficit fiscal. Por lo tanto, la dificultad la tiene más el BCRA que el fisco.

Con 31% de aumento a los docentes y al sector público en general, encontrar la manera de pagarlo será una dificultad de las provincias. Es decir que por ahora no hay otras medidas.

Finalmente, para resolver la necesidad, se acordó con Repsol (que es una salida de dólares futura) y mientras tanto se sigue acusando a los empresarios como responsables exclusivos de la inflación y se los manda a invertir y a dejar de quejarse.

Entonces, resulta altamente probable que esos empresarios (y algunos nuevos) ahora traigan dólares a la Argentina para invertir en un contexto claramente tan amigable. ¿O no?

La otra posibilidad sería estimular las exportaciones, eso sí que no sea de carne, ni trigo ni leche porque esas se prohíben.

Será como siempre la soja, que gracias a Dios sigue subiendo de precio y que esperemos la vendan pronto los avaros productores rurales, así ingresan los ansiados dólares.

Precios cuidados, pasarle la pelota al BCRA y a las provincias y retar a los empresarios y productores rurales son las políticas que nos ayudarán en estos momentos a superar los desafíos, dificultades y necesidades.

Se trata de la receta adecuada a la enfermedad diagnosticada. Seguramente a algunos les parecerá poco, pero a otros les parecerá más que suficiente.

Es que todo tiene como referencia cuán mal vemos a la economía. Por las recetas que se implementan, no tenemos –ni tendremos- más que un leve resfrío.

Comentarios