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La empresa FIAT cambia su nombre y se muda a Holanda

Fiat, la famosa casa automotriz creada en 1899 en Turín por la familia Agnelli, anunció ayer no sólo que ya no tendrá ese nombre, sino también que abandonará Italia, al trasladar su sede social a Holanda, y la fiscal, al Reino Unido.

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Desde principios de enero con el control del 100% de su socio norteamericano Chrysler, desde su cuartel general de Turín, Fiat anunció el nacimiento de un nuevo coloso: Fiat Chrysler Automobiles, «FCA», séptimo grupo automovilístico mundial, cuyas acciones pasarán a cotizarse en Nueva York y en Milán. «Esperamos estar cotizando en Nueva York antes del 1° de octubre, estamos trabajando», dijo Sergio Marchionne, CEO de Fiat y presidente y CEO de Chrysler Group, de Detroit.

«El nacimiento de Fiat Chrysler Automobiles define el inicio de un nuevo capítulo de nuestra historia. El viaje que inicié más de 10 años atrás con la búsqueda de soluciones que aseguraran a Fiat un lugar en un mercado siempre más complejo ha culminado con la unión de dos organizaciones, cada una con una gran historia en el sector automotor, pero con características y fortalezas geográficas diferentes y complementarias. FCA permite afrontar el futuro con renovada motivación y energía», dijo John Elkann, presidente de Fiat y nieto y heredero del legendario «avvocato» Gianni Agnelli.

«Hoy es uno de los días más importantes de mi carrera en Fiat y Chrysler. Ahora podemos decir que hemos tenido éxito en la creación de una base sólida de un constructor global de automóviles con un bagaje de experiencia y habilidades al mismo nivel que los mejores de la competencia. La adopción de una estructura de gobierno internacional y la prevista cotización mejorará el acceso del grupo a los mercados globales, con evidentes ventajas financieras que complementarán este proyecto», afirmó Marchionne, evidentemente satisfecho. El objetivo es competir con marcas tales como General Motors, Ford Motors, Toyota y Volkswagen.

La compañía, que no aclaró dónde tendrá su cuartel general, afirmó que la organización actual en cuatro regiones operativas seguirá siendo la columna vertebral de la nueva empresa. «Todas las actividades que confluyen en FCA continuarán con su propia misión, incluyendo, obviamente, las plantas productivas en Italia y en el resto del mundo [incluida la Argentina], y no habrá ningún impacto en los niveles de empleo», dijo un comunicado. Éste no calmó, sin embargo, los temores que hay en Italia y en otras partes del mundo a que se produzcan cierres de establecimientos Fiat.

El mismo comunicado adelantó que a principios de mayo el grupo presentará un plan estratégico de largo plazo a la comunidad financiera.

Muchos italianos no ocultaban su perplejidad ante el nuevo logo, un simple gráfico con las letras FCA (Fiat Chrysler Automobiles) en azul, color histórico de la marca italiana, único elemento que hace referencia al pasado. Éste será adoptado por Fiat y Chrysler a la brevedad, no antes de finalizar el proceso de reorganización de la nueva sociedad.

Nacida hace más de un siglo como Fabbrica Italiana Automobili Torino, Fiat explicó que después de una primera fase de convivencia de las dos marcas -que sellaron un primer acuerdo en 2009-, ahora se hacía necesaria una nueva identidad. «El uso de un acrónimo ayuda a disolver los vínculos con el pasado sin cortar las raíces y, al mismo tiempo, contribuye a definir el enfoque global del grupo. Fácil de comprender, pronunciar y recordar, es un nombre apto para un mercado contemporáneo», indicó.

«El cambio de nombre es un golpe al corazón para las generaciones crecidas con el mito de la marca de Turín. Esperemos que no sea también un golpe a la economía de un país que siempre apoyó a la empresa, también en los momentos difíciles», dijo Michele Meta, diputado del Partido Democrático y presidente de la Comisión de Transportes de la Cámara de Diputados.

Su comentario reflejó el sentir generalizado de muchos en Italia, donde, más allá de las afirmaciones de que nada cambiará, el anuncio del nacimiento del nuevo grupo fue interpretado como un «arrivederci» de Fiat a la península. Es decir, casi una virtual traición a la patria de parte de una empresa cuya historia está vinculada estrechamente con la del país y que, a lo largo de los años, que tuvieron altibajos, se benefició muchísimo de su posición de privilegio dentro de la industria italiana. Se estima que desde 1990 el número de los coches producidos en Italia cayó de 1,9 millones a apenas 400.000 en 2012.

El nacimiento del grupo no disipa la decepción del mercado tras la publicación del beneficio de 2013, de 943 millones de euros, inferior a los mil millones de euros esperados. La acción de Fiat tuvo que ser suspendida ayer en la Bolsa de Milán debido a la fuerte caída registrada al inicio de la tarde y cerró con un baja de 4,11 por ciento.

Chrysler, cuyos buenos resultados serán integrados a los de la matriz, registró US$ 2757 millones anuales (+65%), convirtiéndose en pieza clave. Sin Chrysler, Fiat sería deficitaria, con pérdidas por 911 millones de euros.

La italiana recortó su estimación de ganancias para 2014 poco después de tomar el control pleno de Chrysler, ya que un enfriamiento en su mercado de América latina afecta las ganancias. América latina y Chrysler se han vuelto cada vez más importantes para Fiat, mientras sus negocios en Europa luchan con 6 años de depresión en ventas. Sin embargo, sus operaciones en Brasil, que representan alrededor de un quinto de las ganancias de Fiat, han sido golpeadas por la finalización de los incentivos a la venta de autos y por efectos cambiarios.

«Un factor importante fue América latina, que estuvo claramente por debajo [de las expectativas]», dijo a Reuters Sascha Gommel, analista de Commerzbank. La nueva empresa espera operar en un sector más alto y más rentable con sus marcas Alfa Romeo, Maserati y Jeep. Marchionne permanecerá como administrador delegado de Fiat y su subsidiaria Chrysler hasta al menos 2017, dijo Elkann.

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