
«Este juicio, que duró dos años y tuvo más de 300 testimonios, demostró la inexistencia de toda sospecha de corrupción para mi gobierno y puso en claro la verdad», dijo el exmandatario, en las puertas de los tribunales de Comodoro Py.
De la Rúa señaló que «todo fue una infamia del principio al final» y resaltó que el pago de sobornos a senadores para aprobar la ley de reforma laboral «no existió».
«Fue el punto de partida de un complot político. La absolución reivindica mi dignidad», aseveró De la Rúa, que se limitó a leer una declaración frente a los periodistas, que le formularon preguntas pero el exmandatario decidió no responderlas.
El expresidente de la Alianza también agradeció a sus «abogados Valeria Corbacho y Jorge Kirschenbaum» y a los periodistas «por la cobertura» de la lectura de su declaración.
Durante el veredicto, De la Rúa estuvo acompañado por su esposa, Inés Pertiné, y su hijo, Aíto.
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