Hay quienes esperan toda su vida por una oportunidad para demostrar que están aptos para vivir haciendo lo que más les gusta. Que sus sueños, ambiciones y por lo que siempre han luchado tendrán inmediata repercusión en su futuro. Sin embargo, a veces, y cuando las necesidades lo demandan, hay que priorizar lo económico. Es lo que le pasó a Alejandra Rojas, una mujer de Río Negro que acababa de asumir su banca como concejal en el pueblo de Ingeniero Jacobacci, pero que escogió trabajar como cajera en un supermercado para ganar más dinero.
Durante la campaña, militando para la Unión Cívica Radical (UCR), Alejandra, de 28 años, se postuló para un empleo en un comercio multirrubro, ubicado en El Bolsón. Pasaron los días y las elecciones, y su partido se consolidó como la segunda fuerza en el Distrito. Debía ocupar su banca. Pero en ese lapso de definiciones, recibió una llamada: su entrevista había sido satisfactoria y podía empezar a trabajar.
Un concejal en Jacobacci gana entre 1.800 y 3 mil pesos. Como cajera, 9 mil. La decisión parecía compleja, para una militante que desde siempre anheló con tener un cargo político, pero ella adoptó una postura particular para favorecer el desarrollo de su familia.
“Llega un momento en el que te empezás a plantear las cosas a futuro, al propio y al de quien depende de mí…mi hijo. Y por mucho que duela, hoy Jacobacci no tiene nada para ofrecerle a muchos jóvenes y no tan jóvenes”, sentenció Alejandra en una publicación de Facebook. Y añadió: “Puse en primer lugar a mi familia y a mi misma, no creo que nadie pueda juzgarme por eso» .
Con las palabras reflejadas en su muro de la red social y con la convicción de que alejarse de la política sería lo mejor para su entorno, la joven radical se mudó al Bolsón.
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