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China y Rusia hacen caer un posible acuerdo para proteger santuarios marinos en la Antártida

El ecosistema está amenazado por la pesca y la navegación, pero ambos países se opusieron a la idea conservacionista de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos, integrada por Argentina y Chile, entre otros países.

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China y Rusia hacen caer un posible acuerdo para proteger santuarios marinos en la Antártida

Las negociaciones internacionales sobre la creación de santuarios marinos en la Antártida se cerraron con un nuevo fracaso en Australia, al obstaculizar China y Rusia la protección de este frágil ecosistema amenazado por la pesca y la navegación.

Reunidos esta semana en Hobart, en la isla australiana de Tasmania, los miembros de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR, según sus siglas en inglés) se separaron sin acuerdo por tercera vez desde 2012.

La CCAMLR, instancia creada en 1982 para velar por los recursos marinos del continente austral, agrupa a 24 Estados, entre ellos Argentina, Brasil, Chile, España y Uruguay, además de la Unión Europea.

Las aguas del océano austral en torno a la Antártida contienen ecosistemas excepcionales preservados en buena parte de las actividades humanas pero amenazadas por el desarrollo de la pesca y la navegación.

Dos proyectos de santuario estaban sobre la mesa con el fin de crear una amplia reserva marina con una extensión equivalente a la India, potencialmente la mayor del mundo, poblada por cetáceos, mamíferos marinos y pingüinos, en total más de 16.000 especies.

Estados Unidos y Nueva Zelanda proponían proteger una vasta zona marítima de 1,25 millones de km2 en el Mar de Ross, una inmensa bahía, en aguas del Pacífico, bajo jurisdicción neozelandesa.

Francia, Australia y Alemania recomendaban por su parte la creación de siete zonas marinas protegidas en la vertiente oriental del océano Antártico, por el lado del océano Índico, con una extensión de 1,6 millones de km2.

Ambos proyectos fueron rechazados por Rusia y China, con el consiguiente fracaso de las negociaciones porque las decisiones de la CCAMLR deben adoptarse por unanimidad.

«La comunidad internacional se había reunido en Hobart para proteger zonas esenciales del océano Antártico –uno de los últimos ecosistemas inviolados del planeta– y Rusia optó por obstaculizar», deploró Joshua Reichert, vicepresidente ejecutivo de la organización estadounidense de defensa del medio ambiente Pew Charitable Trusts, representada en las negociaciones.

Una reunión excepcional el mes de julio en Alemania fracasó, según las ONG, por la oposición de

Rusia, que teme una reducción considerable de sus zonas de pesca.

Según la Alianza para el Océano Antártico (AOA) –coalición de unas 30 ONG–, Rusia, con apoyo de Ucrania, sacó a colación cuestiones jurídicas acerca de si la CCAMLR tenía derecho a instaurar esas zonas.

Nueva Zelanda revisó la propuesta y disminuyó considerablemente la superficie destinada a ser protegida. En vano.

«Es muy triste», declaró el jefe de la delegación sueca, Bo Fernholm, al término de la cumbre anual de Hobart. La CCAMLR todavía no había reaccionado.

«Persisten puntos de discordia sobre temas importantes como el periodo que debe permanecer protegida una zona marina, también había objeciones sobre la superficie de esas zonas», explicó Fernholm.

Un miembro de las delegaciones oficiales dijo que China no era desfavorable a la propuesta de Estados Unidos pero se oponía a la iniciativa australo-europea.

«Las negociaciones han fracasado. Rusia y China querían precisiones, más tiempo. Resulta muy decepcionante», declaró ese delegado que pidió el anonimato.

«Es un día nefasto no solamente para la Antártida sino también para los océanos de todo el mundo», exclamó Andrea Kavanagh, responsable de proyectos marinos de Pew Charitable Trusts.

«Los fundamentos científicos que justifican la creación de estas reservas son incuestionables. El obcecado egoísmo de algunos no debería obstruir la voluntad de la mayoría de los países», añadió.

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