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Escandalosa suspensión, entre protestas, del funeral de Priebke

Manifestantes de extrema derecha que reclamaban rendir honores al oficial nazi se enfrentaron con grupos que repudiaban el funeral.

Priebke_funeral

La tensión acumulada en Italia en los últimos cuatro días estalló frente a una pequeña iglesia ultraconservadora donde se realizaba el funeral del criminal nazi Erich Priebke, que finalmente fue suspendido luego que simpatizantes intentaran sobrepasar a la policía e ingresar.

Al caer la noche, la iglesia lefebvriana seguía rodeada por manifestantes de extrema derecha que reclamaban rendir honores al oficial nazi, por habitantes de la pequeña localidad de Albano Laziale en las afueras de Roma, que repudiaban la celebración del funeral, y por decenas de policías antimotines.

Luego de esperar toda la tarde en un clima de constante tensión, la noticia de que el funeral había sido suspendido llegó desde adentro de la iglesia.

«La ceremonia nunca empezó», aseguró el abogado del oficial de las SS, Paolo Giachini, según informó la agencia de noticias italiana Adnkronos, citada por DPA.

Según Giachini, el funeral no se realizó porque muchos de los familiares y amigos del criminal de guerra no pudieron ingresar a la iglesia, entre ellos uno de los hijos de Priebke.

Más temprano, cuando se anunció que el criminal de guerra nazi recibiría su último adiós en esa pequeña localidad a 25 kilómetros al sureste de Roma, el prefecto de la región de Roma, Giuseppe Pecoraro, había advertido que no permitiría que la ceremonia religiosa se convirtiera en un acto político.

Pecoraro destacó que se trataba de una ceremonia privada y, por lo tanto, sólo podían participar familia y amigos, no simpatizantes políticos.

Una vez que la ceremonia se suspendió, el sacerdote que debía oficiarla se quitó sus ropas tradicionales y se retiró sin anunciar si la ceremonia se reanudaría.

El féretro quedó dentro de la iglesia y no está claro dónde será enterrado el cuerpo del criminal de guerra que al morir el viernes pasado a los 100 años y cumpliendo cadena perpetua en su casa reabrió en Italia las heridas provocadas por la ocupación nazi.

Priebke fue uno de los responsables de la muerte de 335 italianos y 75 judíos, que fueron fusilados por los nazis en las Fosas Ardeatinas el 24 de marzo de 1944 en represalia por la muerte, el día anterior, de 33 soldados alemanes en un ataque de los partisanos contra la ocupación nazi en Roma.

Con la caída del nazismo y el fin de la Segunda Guerra Mundial, Priebke fue encerrado en un campo británico de prisioneros de guerra hasta que escapó en 1946 y, de allí, huyó a Argentina, donde vivió 40 años, la mayoría de ellos en Bariloche.

En los últimos días, ni el gobierno argentino, ni las alcaldías de Roma y de su pueblo natal en Alemania, ni la Iglesia Católica aceptaron recibir los restos de Priebke u oficiar su funeral.

Fue la iglesia lefebvriana, una institución que como él sigue negando los masivos crímenes nazis contra judíos, la que decidió hoy cobijar a su familia y amigos, y permitirles esconderse, aunque sea por una tarde, del repudio social.

Pero el dolor y la indignación de sus víctimas y de parte de la sociedad italiana fueron más fuertes.

Los restos mortales de Priebke llegaron por la tarde al ultraconservador Instituto San Pío X en un coche funébre decorado con coronas de flores y escoltado por seis autos, según mostró la televisión italiana SKytg24 e informó la agencia de noticias EFE.

Frente a la iglesia lefebvriana alrededor de un centenar de personas esperaron al séquito del fallecido oficial de la SS para demostrar el repudio de muchos de los habitantes de Albano Laziale.

Los manifestantes recibieron al féretro a patadas e intentaron frenar su ingreso al templo.

La tensión aumentó cuando a unos metros un cordón policial se enfrentó a un grupo de simpatizantes nazis que intentaban llegar a la iglesia e ingresar a la ceremonia.

Los grupos de extrema derecha cargaron con violencia contra los policías antimotines, pero no lograron superarlos.

En cambio, excepto por las patadas al féretro y algunos empujones, los residentes de Albano Laziale se limitaron a corear «Somos todos antifascistas» y «Priebke aquí en Albano, no lo queremos» frente a la iglesia, creada en 1970 en oposición a las reformas del Concilio II, entre ellas el acercamiento al judaísmo.

Tras rebelarse a la autoridad del papa Juan Pablo II, la iglesia lefebvriana fue expulsada de la Iglesia Católica y hoy es una de las voces que cuestiona el «espíritu modernizador» del papa Francisco.

El propio alcalde de Albano Laziale, Nicola Marini, calificó hoy como «una ofensa a la ciudad» el funeral de Priebke.

Cuando se enteró que el funeral se realizaría en su localidad, Marini intentó detener el traslado del coche fúnebre, pero el gobierno regional de Roma se impuso a último momento y permitió el ingreso de los restos del oficial de las SS a la iglesia lefebvriana, para una ceremonia que finalmente nunca se concretó.

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