¿Le tocará a Silvio Berlusconi ponerse los guantes, agarrar la escobilla y limpiar los retretes de una asociación dedicada a reinsertar socialmente a delincuentes y toxicodependientes? ¿O recogerá tomates?
Son estos algunos de los escenarios que se ciernen sobre el futuro inmediato del ex primer ministro italiano, cuyos abogados informaron ayer al Tribunal de Milán de que su defendido cumplirá el año de cárcel al que fue condenado por evasión fiscal en el «caso Mediaset» ejerciendo servicios sociales.
A «Il Cavaliere» le cayeron cuatro años con la sentencia del pasado agosto por parte del Tribunal Supremo, pero se libra de tres de ellos por la llamada «ley del indulto». Con esta decisión, el magnate descarta la otra opción que se le presentaba, el arresto domiciliario, lo que habría limitado aún más su libertad individual y capacidad para seguir ejerciendo el liderazgo del centro derecha.
Berlusconi se somete a la Justicia, no le queda otro remedio, pero lo hace amargado y de mala gana y así lo hizo saber en el almuerzo que mantuvo con los eurodiputados de su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL). Esta decisión ha provocado una carrera entre distintas organizaciones de asistencia para condenados, que pugnan por tener entre sus residentes al protagonista indudable de la política italiana de las últimas dos décadas.
Una de estas asociaciones se llama Exodus y está promovida por el sacerdote Antonio Mazzi. En este organismo ya está cumpliendo condena un buen amigo de Berlusconi, el productor televisivo Lele Mora, que era además uno de los organizadores de sus fiestas eróticas, los célebres «bunga bunga».
«A mí me encantaría tenerlo entre mis muchachos, no por un acto de maldad, sino para trabajar en su redención. Me gustaría mucho despertarlo por las mañanas e invitarlo a que hiciera la cama. Querría que hiciera trabajos manuales silenciosos y humildes, empezando por la limpieza del baño. Es lo que hacía cuando tenía 15 años y no tenía todo el poder al que se ha habituado ahora», comentaba recientemente el sacerdote, quien le conoce desde hace décadas.
Mora también le recomienda Exodus: «Berlusconi no se merece todo esto, pero podría limpiar los retretes y recoger tomates si se lo dice el padre Mazzi. La humildad de Berlusconi la tienen pocos», asegura.
«Putin me ha dicho que seré como Timoshenko»
Según indicaron algunos presentes en la comida que mantuvo Berlusconi con los miembros de su partido, «Il Cavaliere» habría expresado su temor a acabar como Yulia Timoshenko, ex jefa de Gobierno en dos ocasiones de Ucrania y que se encuentra en la cárcel desde 2011. «Mis abogados dicen que mi futuro es siniestro. Harán que me pudra en la cárcel. Y como demuestra el »caso Timoshenko», después de muchas manifestaciones, al final también la rebelión contra estas cosas se aplaca. Putin me había advertido de que me lo harían pagar. Me había dicho que seguiría el camino de Timoshenko», habría dicho Berlusconi, olvidando que la prisión ya no es para él. Sus 77 años recién cumplidos le permiten evitar acabar entre rejas.
(Fuente: www.larazon.es)
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