En el octavo día de parálisis, Obama brindó una conferencia de prensa en la Casa Blanca. Allí aseguró estar dispuesto a dialogar con la oposición republicana sobre cualquier aspecto de política económica o doméstica, pero siempre y cuando el Congreso apruebe un aumento del techo de la deuda antes del 17 de octubre así como una ley de presupuesto. En esa fecha se acaban los fondos para hacer frente a las deudas.
«Negociaré sin amenaza del caos económico sobre cabeza de ciudadanos», dijo el mandatario, enfático. En esa línea, insistió en que estaría «feliz de hablar» con el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, y con otros republicanos sobre lo que sea necesario en relación con el presupuesto, pero sin que «penda la amenaza del caos económico sobre la cabeza de los estadounidenses».
«Dejemos estas amenazas lejos de nuestras familias y nuestros negocios, y empecemos a trabajar», dijo el presidente. Además, volvió a acusar a una facción radical republicana de haber buscado la parálisis del Gobierno desde el principio.
Estados Unidos vive su octavo día de paralización parcial de la Administración por la falta de acuerdo en el Congreso para lograr aprobar una financiación temporal del Gobierno federal en el nuevo año fiscal que comenzó el 1 de octubre.
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