Publicado en

La energía nos consume… | Tomas Bulat

La nota de la jornada es que la energía nos sigue consumiendo los dólares que tanto cuestan conseguir con las exportaciones. El dato del crecimiento de un 103% del crecimiento de las importaciones y de una baja del 30% en las exportaciones nos muestra que este es el gran desafío de los próximos años. Pero […]

La nota de la jornada es que la energía nos sigue consumiendo los dólares que tanto cuestan conseguir con las exportaciones.

El dato del crecimiento de un 103% del crecimiento de las importaciones y de una baja del 30% en las exportaciones nos muestra que este es el gran desafío de los próximos años.

Pero no es solo cuestión de producir más, sino también de ser más racionales en el consumo de energía.

Oferta

La producción de petróleo y gas sigue cayendo en la Argentina. Los últimos esfuerzos de YPF para incrementar la producción de los yacimientos existentes permiten  ver un leve incremento, pero que es pan para hoy y hambre para mañana, debido a que las reservas continúan cayendo.

El desafío lo plantea la necesidad de comenzar a producir más explotando las reservas que tiene el país. Si bien se habla principalmente de Vaca Muerta, no es exclusivamente para esta área.

Para hacer una explotación sistemática, hay que hacer una nueva ley de hidrocarburos que de un marco legal que atraiga las inversiones que se necesitan, que se acerca a la escalofriante cifra de unos 100.000 millones de dólares en los próximos 5 años.

Para ello, no alcanza con convenios empresa por empresa con reglas específicas para cada uno. Se necesita un marco legal estable y consensuado por todo el arco político capaz de plantear objetivos de largo plazo.

Sin embargo, aunque no imposible, sabemos que se trata de medidas que toman mucho tiempo y, por lo tanto, la escasez de oferta de combustibles necesariamente va a persistir por mucho tiempo. Mejorar la oferta llevará varios años.

Demanda

Aquí es donde debe venir el proceso de mayor ajuste estructural. Es necesario empezar a ahorrar en el consumo eléctrico y de gas y, para ello, no hay efecto más importante que el precio. Lo que cuesta mucho, se cuida mucho.

Un departamento en Buenos Aires de unos 100 m2 consume casi el doble de energía eléctrica que uno en Montevideo, lisa y llanamente, porque aquí es barato.

Es decir que la energía hay que pagarla en función de lo que cuesta, porque es la única manera de reducir el innecesario derroche. Todo lo que es barato implica un gasto en exceso. Pensemos en nuestras propias casas, cuántas luces o televisores o computadoras quedan encendidos sin que nadie las vea o las use.

Este exceso de consumo hay que reducirlo para que la importación no siga creciendo y lo que se necesita se destine a la producción más que al consumo domiciliario excedentario.

La ventaja de trabajar sobre la demanda es que la respuesta es rápida. Por lo tanto, el ahorro podría sucederse a corto plazo.

El desafío racional

Como intuimos, la respuesta más rápida es la políticamente incorrecta, pero será la necesaria para comenzar a tener un manejo más racional de la energía.

Hay que hacer mucho para mejorar la oferta, pero más aún para racionalizar la demanda.

Comentarios