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Obama pide respaldo al Congreso para iniciar una acción militar en Siria

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hará una declaración sobre Siria en la Casa Blanca a partir de las 13.15 hora local (14.15 hora argentina), según se anunció oficialmente.

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«Decidí que Estados Unidos debería tomar una acción militar» contra objetivos del gobierno de Bashar al Assad, la cual «no será una intervención de final abierto» ni implicará «presencia de soldados en territorio» sirio sino que será «limitada en duración y alcance», dijo el mandatario al dirigirse a la prensa esta tarde desde la Casa Blanca.

Obama señaló a su vez que si bien tiene la «autoridad» para llevar adelante esta acción militar «sin la autorización específica del Congreso», consideró que el mejor camino para ello es que el Capitolio sea quien conceda la aprobación.

«Voy a solicitar la autorización para el uso de la fuerza por parte de los representantes del pueblo estadounidense en el Congreso», advirtió el líder demócrata basándose en informes de la inteligencia norteamericana publicados ayer, que insisten en que existió utilización de armas químicas por parte de Al Assad.

El Congreso será entonces ahora quien deberá convocar a un debate y luego a una votación para autorizar o no una intervención en Siria.

En ese sentido, los legisladores comenzarán a debatir la autorización solicitada Obama para ordenar una acción militar en Siria, a partir del 9 de septiembre, anunciaron hoy los líderes republicanos de la Cámara baja.

«Tras consultar con el presidente, esperamos que la Cámara de Representantes (diputados) considere la medida en la semana del 9 de septiembre», señaló un comunicado firmado por la máxima autoridad de esa cámara, el republicano John Boehner.

«Según la Constitución, la responsabilidad de declarar la guerra reside en el Congreso. Nos complace que el presidente esté buscando autorización para cualquier acción militar en Siria», expresó el comunicado que también firman los representantes republicanos Eric Cantor, Kevin McCarthy y Cathy McMorris.

Ayer la Casa Blanca publicó un documento donde determinó con «alto grado de seguridad», que el ataque con armas químicas ocurrido el 21 de agosto en zonas residenciales de Damasco y que causó la muerte de 1.429 personas -incluidos 426 niños- fue causado por el gobierno de Al Assad.

Los reportes, según los servicios de inteligencia estadounidenses, muestran pruebas «claras y convincentes», así como pruebas de que el ataque fue preparado «3 días antes del ataque» cuando personal especializado del gobierno de Al Assad «estaba en el área, realizando preparaciones», explicó el secretario de Estado, John Kerry, al difundir el material de 4 páginas.

Obama mencionó en la imprevista presencia ante la prensa, que su país no necesita la cooperación de otras naciones para actuar y que está «cómodo» de seguir adelante sin la aprobación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, órgano que permaneció «paralizado» ante los hechos ocurridos.

«Estamos preparados para atacar cuando sea que lo elijamos», la capacidad de ejecutar la misión no tiene un tiempo determinado, «podría ser efectiva mañana, la próxima semana o en un mes» y «estoy preparado para dar esa orden», aseveró el mandatario.

En los últimos días, el Reino Unido, el principal aliado de Estados Unidos, decidió a través de una votación de su Parlamento, que no apoyará un potencial ataque contra Siria, mientras que la OTAN informó también que no participará de una eventual intervención.

Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, consideró hoy como un «absoluto disparate» que el gobierno sirio haya empleado armas químicas contra los rebeldes, tal como lo considera Estados Unidos y que de ser así «que presenten las pruebas a los inspectores de la ONU y al Consejo de Seguridad».

El mandatario ruso, advirtió además a su par estadounidense que piense «muy bien antes de tomar la decisión» ante las posibles víctimas que podría causar un ataque con bombas y misiles.

Obama partirá esta semana en un viaje que lo llevará a Suecia y luego a Rusia para participar de la Cumbre de líderes del G-20, donde hasta ahora no está prevista una reunión bilateral entre los presidentes ruso y norteamericano, según confirmaron fuentes de Washington.

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