Teo no es la solución. Teo no juega solo, está claro. Imposible que resuelva los problemas generales del equipo, más allá de su renombre, de su presencia ofensiva, de que haya embocado la única que tuvo en los 90 y pico de minutos. River perdió en Núñez más allá de la presencia del colombiano, que le dio vida cuando ya parecía rendido. River no jugó bien pero mereció empatar y más con el penal que no le dieron en el final, por una mano que el juez juzgó casual.
Chau invicto de River en el Monumental, largo invicto de 41 partidos. Porque el equipo, pese a que salió a atacar desde el arranque, nunca tuvo sorpresa, cambio de ritmo, apertura de cancha por los costados para romper el cerco de Colón. Forestello se sacó la grande con una fórmula archiconocida: hacer el aguante desde el principio y pegar en la primera, como lo hizo Curuchet. Teo estuvo desconectado en la mayor parte del encuentro y si figuró, fue por ese gol de rebotero en el final; Mora se perdió el 1-0 en el primer tiempo, en la más clara que tuvo la Banda en los 90 y pico, y Gio Simeone no pudo ser el héroe cuando entró.
River volvió a mostrar las mismas falencias que sin Teo: falta de punch y esta vez, también escasez de situaciones de gol. El equipo nunca le encontró la vuelta al planteo rival, que se dedicó a achicar espacios y ensuciar futbolísticamente el partido. Y menos se la encontró en desventaja, ya más nervioso y ansioso, con menos claridad. Lo positivo, en todo caso, es el empuje del final, ese no rendirse en la mala, ese ir y generar el penal no cobrado que le podía haber dado el empate.
Sin dudas que se tiene que haber ido preocupado el entrenador por esta triunfo histórico de Colón. Ahora con todos, con Gutiérrez y Mora (sólo faltó Fabbro, suspendido, cumplió la suspensión), River volvió a fallar. Era el debut del colombiano, idea para una tarde de fiesta. Pero fue derrota.
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