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Condenan a mil años de cárcel al secuestrador de Cleveland

Perpetua para Ariel Castro por el secuestro de tres jóvenes a las que mantuvo cautivas y violó repetidamente durante una década. «Tu infierno empieza ahora», le dijo una de las víctimas.

 

 

Castro secuestró y ultrajó durante diez años a tres mujeres.

Un juez condenó hoy a Ariel Castro a más de mil años de cárcel sin posibilidad de solicitar la libertad condicional, por el secuestro de tres jóvenes a las que mantuvo cautivas y violó repetidamente durante una década en Cleveland, Ohio.

«Señor, no hay espacio en esta ciudad, no hay ningún lugar en este país, de hecho no hay espacio en este mundo para aquellos que esclavizan a otros, que asaltan sexualmente a otros o que brutalizan a otros», dijo el magistrado Michael Russo luego de leerle la sentencia a Castro.

Sobre el condenado pesaban 900 cargos por el secuestro, violación e incluso homicidio al haber provocado varios abortos al menos a una de sus víctimas.

Castro secuestró y ultrajó durante diez años a Amanda Berry, de 27 años, a Gina DeJesus, de 23, a Michelle Knight, de 32 y la hija de seis años de Berry, que nació cuando la joven estaba en cautiverio.

Las jóvenes habían desaparecido entre agosto de 2002 y abril de 2004, y en mayo de este año Berry logró huir de la casa donde estaba cautiva y pedir ayuda.

A la audiencia de hoy sólo acudió Michelle Knight, quien fue la que más tiempo estuvo cautiva, ya que permaneció 11 años secuestrada.

La mujer, entre lágrimas, contó parte de sus padecimientos y se mostró satisfecha por la larga sentencia a Castro porque ésta le permitirá «comprender el infierno» que vivieron sus víctimas, informó la agencia de noticias DPA.

«Pasé 11 años en el infierno. Ahora tu infierno no hace más que comenzar, yo superaré esto, pero tú afrontarás el infierno por toda la eternidad», dijo Knight entre sollozos.

Las tres víctimas publicaron a comienzos de julio un video en la plataforma online YouTube para agradecer el apoyo de la opinión pública, contar que se están recuperando y, al mismo tiempo, pedir que se siga respetando su privacidad. (Télam)

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