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Expectativa mundial por la llegada del Papa a Brasil

El regreso de Francisco a Sudamérica atrae a fieles de todos los rincones del planeta. Los actos principales reunirían a entre 1,5 y dos millones de personas. Es la sexta visita de un Papa a Brasil.

 

 

Río de Janeiro, Brasil – Protegido por un gigantesco dispositivo de seguridad, el papa Francisco iniciará mañana en Brasil el primer viaje internacional de su pontificado, en una visita que, según se espera, definirá con aún más claridad las directrices para los católicos de todo el mundo.

El regreso de Francisco a su Suramérica natal para comandar en Río de Janeiro la Jornada Mundial de la Juventud, atrajo a la ciudad brasileña a fieles de todos los rincones del planeta, y se prevé que los actos principales reúnan a entre 1,5 y dos millones de personas, indicó DPA.

La llegada del pontífice genera gran expectativa en la Iglesia local, que enfrenta un fuerte éxodo de fieles, atraídos principalmente por las denominaciones neopentecostales.

Según el censo demográfico de 2010, la proporción de fieles de Roma bajó nueve puntos porcentuales en la última década, y cayó al 64,6% de la población.

Ese índice podría ser aún más bajo: un sondeo del Instituto Datafolha divulgado hoy afirma que la proporción de brasileños que se definen como católicos es hoy de sólo un 57%.

La visita papal a Brasil ocurre en un momento tenso del país suramericano, que en junio fue escenario de una ola de protestas contra la corrupción y por mejores servicios públicos de salud, educación y transporte, que arrastró a las calles a más de un millón de personas.

Ante el temor a nuevas manifestaciones, el gobierno de Dilma Rousseff optó por reforzar el esquema de seguridad, que movilizará a casi 14.000 efectivos -entre los que hay 10.200 soldados de las tres Fuerzas Armadas-, apoyados por helicópteros, vehículos blindados, buques de patrullaje y un sistema antiaéreo.

El papa, sin embargo, ya ha dado muestras claras de que no comparte las preocupaciones del gobierno.

Además de optar por no usar el «papamóvil» con vidrios blindados, decidió cambiar el programa de su primer día de visita a Brasil: antes de reunirse con Rousseff en el palacio de la gobernación de Río, recorrerá en un vehículo abierto calles de la zona céntrica de la ciudad que han estado entre los principales escenarios de las masivas protestas de junio.

Para los analistas, la decisión de estar con el pueblo antes de encontrarse con los representantes del poder refleja la principal marca del actual papa: el deseo de mantener contacto estrecho y directo con el pueblo, para enfatizar el carácter pastoral de la Iglesia católica.

El entusiasmo frente al nuevo pontífice es evidente entre los centenares de miles de fieles católicos que llegan sin cesar a Río para la JMJ originarios de distintas partes del mundo, pero en especial del país natal de Francisco: se estima que al menos 40.000 argentinos estarán en Brasil para la JMJ.

Según el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, al regresar al continente donde nació, el papa pretende enviar un mensaje para América Latina, una región mayoritariamente católica, que convive al mismo tiempo con graves problemas de pobreza y desigualdad.

«El papa, que conoce profundamente qué es la Iglesia en América Latina y qué es América Latina, tiene muchas cosas que decir sobre el futuro de la Iglesia en ese continente de la esperanza», expresó Lombardi, quien agregó que el mensaje de Francisco tendrá un fuerte contenido social.

«Será un mensaje muy fuerte, de responsabilidad y de orientación hacia ciertos valores de justicia, solidaridad, atención a los pobres, superar las desigualdades sociales, atención a la gente, a los enfermos y minusválidos. Estas personas necesitan ser respetadas y (estar) presentes en la sociedad», apuntó.

La preocupación de Francisco por los temas sociales se refleja también en el programa que cumplirá en Brasil, que elude los pasos por los tradicionales puntos turísticos de Río -entre ellos el famoso monumento del Cristo Redentor- e incluye una visita a una favela y a un hospital -para inaugurar un centro de atención a drogadictos- y una reunión con jóvenes delincuentes.

Además, el pontífice hizo incluir en su visita un viaje a la ciudad santuario de Aparecida do Norte, donde estuvo en 2007, cuando redactó el documento final de la Conferencia del Episcopado de América Latina y el Caribe, que había sido inaugurada por su antecesor, Benedicto XVI.

El primer contacto de Francisco con los participantes de la JMJ tendrá lugar el jueves, cuando el papa será homenajeado con una fiesta de acogida de los jóvenes en la famosa playa de Copacabana y dará su bendición a los fieles.

El viernes, Francisco volverá a Copacabana para seguir una representación del Vía Crúcis, y el sábado se trasladará a la localidad de Guaratiba, a unos 40 kilómetros de distancia, para inaugurar la jornada de vigilia que terminará el sábado, con la misa de clausura del evento.

Sexto viaje papal a Brasil

El papa Francisco realizará desde este lunes 22 al 29 de julio su primer viaje internacional a Brasil, en la que será la sexta visita de un pontífice católico al país con más fieles de la religión en todo el mundo.

Juan Pablo II, un incansable peregrino, pisó cuatro veces Brasil en los 104 viajes apostólicos que realizó en sus 27 años de pontificado. Dos de esas visitas fueron de larga duración -del 30 de junio al 12 de julio de 1980 y del 12 al 21 de octubre de 1991-, una algo más breve -del 2 al 6 de octubre de 1997- y otra con ocasión de una escala en Rio de Janeiro rumbo a Argentina, el 10 de junio de 1982.

El Papa polaco visitó las principales regiones del país y mantuvo encuentros con personas de todas las condiciones sociales. En América Latina, sólo un país, México, lo recibió más veces que Brasil.

Durante su estadía de 1980, se apersonó en la favela Vidigal, que tiene una de las más bellas vistas de Rio sobre el mar, y emocionado, regaló a los habitantes su anillo de oro tras afirmar que «en todo el mundo la Iglesia desea ser la iglesia de los pobres». El anillo fue guardado como reliquia en una urna especial al lado de la parroquia local, pero fue robado poco después y nunca recuperado.

El papa Francisco también visitará la semana próxima una pequeña favela carioca, Varginha, una aglomeración plana, gris, pobre y violenta en el norte de la ciudad, que fue reconquistada por la policía de manos de narcotraficantes hace siete meses.

El papa Karol Wojtyla, a quien Francisco se apresta a canonizar, acudió también en 1980 al santuario de la patrona de Brasil, Nuestra Señora de Aparecida (estado de Sao Paulo). Y también irá allí el papa argentino el 24 de julio.

El resto de su visita tendrá lugar en Rio, donde dio cita a los jóvenes católicos de todo el mundo para celebrar la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

El sucesor de Juan Pablo II, Benedicto XVI, reservó a Brasil su primer viaje a América Latina, en mayo de 2007, para presidir en Aparecida la V Conferencia del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano). El relator especial de ese gran cónclave regional fue el cardenal Jorge Bergoglio, quien adoptó el nombre de Francisco tras suceder al renunciante papa alemán en marzo de este año.

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