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El 25% de los argentinos vive en la marginalidad estructural

«Una parte de la sociedad ‘sobra’ para este modelo económico», advierten especialistas al presentar el Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina.

 

 

Entre el 20 y el 30 por ciento de la población argentina se encuentra en situación de marginalidad estructural, más allá de mejoras en algunos indicadores socioeconómicos, afirma el Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) presentado hoy en Buenos Aires.

«A pesar de las mejoras sociales todavía estamos lejos de incluir a un proceso de desarrollo social a una parte de la sociedad ‘sobrante’, porque una parte de la sociedad ‘sobra’ para este modelo económico, y continúa vulnerable a la pobreza y en situación de marginalidad estructural», advirtió Agustín Salvia, coordinador del informe.

El Barómetro de la Deuda Social relevó una serie de indicadores entre 2010 y 2012, en el marco de la Serie del Bicentenario que abarca de 2010 a 2016, en 5.712 hogares de conglomerados urbanos a lo largo de todo el país.

El informe señala «inestabilidad económica, oscilaciones sociales y marginalidades persistentes» en estos tres años más allá de que la Argentina vivió desde fines de 2002 la década de mayor crecimiento económico de los últimos tiempos.

La inseguridad alimentaria descendió de 13 a 11,7 por ciento entre 2010 y 2012, pero se mantuvo a lo largo de los tres años un núcleo estructural de 5,0 por ciento en situación severa. La indigencia afectó en tanto al 4,9 por ciento de la población a fines de 2012, una tasa que más que triplica el 1,5 por ciento que indica la estadística oficial.

Según el barómetro, el 24,5 por ciento de las personas se ubicó por debajo de la línea pobreza a fines de 2012, lo que marca un repunte frente al 22,9 por ciento registrado por este sondeo en 2011.

«La situación es estructural o es estable casi desde el año 2007 a la fecha. Y esto parece lo más preocupante, porque hay un cuarto de la población argentina que no está logrando a través de sus propias capacidades productivas, de ahorro, de trabajo, de ayuda social o ayuda familiar, ni a través de la asistencia pública, salir de una situación de pobreza en términos de ingresos», señaló Salvia.

El sociólogo subrayó que «la inflación no ayuda en nada» y hace que la expansión económica «no repercuta suficientemente en términos de una salida de la pobreza más rápida». La situación afecta fundamentalmente al sector de más bajo capital socioeducativo, también en lo que refiere a la calidad de empleo.

El 34,1 por ciento de los hogares afirmó que no le alcanzan sus ingresos para subsistir, mientras que sólo un 15 por ciento aseguró tener capacidad de ahorro.

El coordinador del informe remarcó que «lo más sorprendente desde lo negativo es la fuerte persistencia y correspondencia que hay entre estos indicadores en términos de una población que está fuertemente afectada por marginalidades estructurales».

«Estamos construyendo una parte de la sociedad ‘sobrante’, excluida, un exceso de población frente al tipo de desarrollo económico político y social que estamos creando. Y ese cuarto de la sociedad excluida, entre el 20 y el 30 por ciento de la sociedad de nuestro país, logra moverse en término de los ciclos económicos con mejor ventaja en los momentos de expansión y con fuerte crisis en los momentos de recesión», señaló.

Salvia destacó sin embargo que la Asignación Universal por Hijo (AUH), la asistencia social que el gobierno argentino entrega a los padres desocupados o con ingresos inferiores al salario mínimo, «redujo riesgos sociales pero no se pudo convertir en plataforma de salida de esta situación».

«Nuestra teoría es que no se necesita más crecimiento para reducir las desigualdades, sino que deberíamos pensar una ecuación distinta para ver cómo reducimos las desigualdades, saldamos los problemas de marginalidad estructural y vamos a generar una mayor capacidad de desarrollo social».

El sociólogo señaló que la política enfocada sólo en el crecimiento económico no alcanza, ya que «al mismo tiempo deben generarse las bases estructurales para erradicar la marginalidad y producir una equidad social». En caso contrario, «deviene el crecimiento y la dinámica febril de consumo de un sector de la sociedad pero esto no garantiza que el conjunto de la sociedad se vea integrada en un proceso de progreso y desarrollo sustentable», alertó. (DPA)

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