El gobernador de Río Negro, el kirchnerista Alberto Weretilneck, fue autor de una frase que desató la polémica. “A veces, no necesariamente hay que apegarse tanto a la ley”, sostuvo al reconocer la ineficiencia del sistema judicial al afrontar causas contra menores de edad involucrados en hechos delictivos.
Sin embargo, enfatizó que «no hay atenuante que valga», para un menor que mata. Sus palabras fueron en el marco de un homenaje que rindió al policía Luciano Churrarín, asesinado en Bariloche, a quien recordó al inaugurar en General Roca la primera comisaría de la Familia de la provincia. Además, exigió «el castigo máximo» a «quienes atentan contra el personal policial».
Según Weretilneck, la Justicia no tiene soluciones adecuadas cuando se trata de contener la conducta delictiva de algunos menores. “La respuesta que tiene la provincia para este tipo de situaciones no es la que nosotros quisiéramos tener: tenemos que tener más institutos, no sólo con más profesionales, sino que con más seguridad, para que los chicos no se puedan ir cuando se les ocurra, porque están en semi libertad”, indicó el mandatario, después del acto protocolar.
Y continúo: “En algunos casos tenemos que ser más estrictos, más rigurosos. Aquellos menores que no podamos contener en la provincia los estamos internando afuera (…) A veces, si nos apegamos a lo que dice la ley, ¿qué hace el juez? Es devolverle el menor a la familia, lo que significa darle nuevamente el arma para matar (…)”.
“Por eso es que a veces, no necesariamente hay que apegarse tanto a la ley, sino que hay que tener más sentido común”, aseguró el mandatario provincial, quien también enfatizó que «no hay atenuante que valga» para un menor que mata.
«Si es un menor y es capaz de matar, significa que no sólo es un peligro para la policía, sino para toda la sociedad. Desde este lugar, queremos pedir al Poder Judicial la máxima pena, el máximo castigo para quienes atacan, lastiman, agreden y matan a nuestros policías, que tienen la sagrada misión de salvar vidas», afirmó.
«Uno puede entender la conflictividad de un menor en un desorden, o puede entender distintas dificultades que se den, lo que no puede aceptar una sociedad y el Estado, es que un menor asesine a sangre fría y que esto signifique que siga teniendo las mismas libertades y garantías que podía seguir teniendo por ser menor», concluyó Weretilneck.
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