Luego, el pontífice encabezó la procesión mientras se cantó las Laudes Regiae (El Rey es Cristo) y se invocó a los santos, hasta llegar a la tradicional Plaza, donde están las autoridades políticas de 130 delegaciones internacionales, entre ellos la presidente Cristina Kirchner, y representantes de otros credos.
La eucaristía fue concelebrada por unos 180 religiosos, entre ellos los cardenales presentes en Roma, los patriarcas y arzobispos mayores orientales, el secretario del Colegio Cardenalicio y los superiores generales de los franciscanos menores, José Rodríguez Carballo, y los jesuitas, Adolfo Nicolás Pachón.
Antes de la misa tuvieron lugar los ritos específicos del inicio del ministerio petrino: imposición del palio de lana de corderos y ovejas con cruces rojas que lo identifican como arzobispo, la entrega del «anillo del pescador» y el rito de la «obediencia» que cumplen seis cardenales.
El Papa decidió simplificar la ceremonia: No dará la comunión a ninguna persona, sino que la comunión será repartida por diáconos, así como también fueron 500 sacerdotes los que repartieron la comunión en la plaza de San Pedro y Via della Conciliazione.
La misa de hoy coincide con la fiesta litúrgica de San José, patrono de la Iglesia, y el evangelio se lee en griego, para manifestar que la Iglesia Universal se compone de las grandes tradiciones de Oriente y Occidente.
La ceremonia fue en latín, el idioma oficial de la Iglesia, pero la lectura del Evangelio en griego.
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