(Río Grande, marzo 19 de 2013) – Como muchos integrantes del kirchnerismo y aliados del gobierno nacional, la presidenta de la organización Abuelas de Plaza de Mayo también moderó radicalmente sus críticas e imputaciones en contra de Jorge Bergoglio, doblegados por el notable prestigio que rápidamente ganó en el mundo el flamante jefe de la Iglesia Católica.
En línea con las denuncias del polémico columnista del diario Página 12 Horacio Verbitsky, Estela de Carlotto había acusado a Bergoglio de haber “entregado” a sacerdotes durante la dictadura militar y le pidió, la semana pasado un “mea culpa” respecto de lo sucedido en tiempos de represión militar, en la década del ’70.
Después de haberse referido con términos burlones y despectivos a la designación del sacerdote argentino como Papa, la dirigente acusó al flamante pontífice de haber “colaborado con la entrega de dos sacerdotes” de la Compañía de Jesús, cuya cúpula integraba durante la última dictadura militar.
“Bergoglio pertenece a la Iglesia, hoy representa a esa Iglesia que oscureció la historia en nuestro país», reprochó Carlotto quien, días después dejó de lado las críticas e imputaciones para pasar a rogar que el flamante pontífice “sea iluminado” por el poder divino.
El notable carisma que el Papa argentino ganó en el mundo en muy pocos días y los elogios surgidos a favor de Bergoglio desde todos los ámbitos en referencia a su actuación durante la dictadura, parecen haber movido, sin embargo a Estela de Carlotto a modificar claramente su estrategia discursiva.
“Nunca cambiamos el discurso”, se defiende no obstante Carlotto en una columna de opinión publicada este martes en el mismo diario de Verbitsky. Argumenta que “Recordar, hacer un acto de contrición, pedir perdón, ayudar a la unidad con la Verdad, la Memoria y la Justicia es la respuesta más cristina (sic) y necesaria”.
“No saldrá de nuestro corazón otro sentimiento por el bien del otro que soy yo”, pontifica la dirigente, a pesar de las demoledoras expresiones de pocos días antes. Finalmente, dirigiéndose al nuevo Papa en términos sumamente distantes de los escuchados antes, ruega “Que el Santo Padre Francisco sea iluminado por el Espíritu Santo y nos ayude a encontrar a nuestros desaparecidos”.
(Fuentes: La Nación, Página 12)
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