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Este año podrían reeditar las candidaturas testimoniales

Como en 2011, se prevé que varios referentes destacados de la política nacional presenten candidatura, pero sin intenciones de asumir si resultan electos.

Las elecciones de este 2013 podrían una nueva versión en las postulaciones que vayan a presentarse en distritos de importancia y con figuras de primer nivel. Pero no se descarta con que esas figuras terminen asumiendo.

Las candidaturas “testimoniales” no se inventaron en 2009, pero sin dudas ese fue el punto más extremo de esa modalidad. El ideólogo de esa estrategia fue entonces Néstor Kirchner, y él mismo se puso al frente de una de las listas, la más importante y aquella en la que dicha particularidad estuvo más exacerbada.

Fue en la provincia de Buenos Aires, donde el ex presidente fue el primer candidato de la lista de diputados nacionales, seguido por el gobernador Daniel Scioli. Tercera apareció entonces la actriz Nacha Guevara y cuarto el entonces jefe de Gabinete, Sergio Massa. Recién en quinto lugar apareció un diputado nacional que fue por su reelección y hoy sigue ocupando una banca: Héctor Recalde.

Lo que hoy aparece como un “dream team”, ya lo era también entonces, aunque habrá que recordar que el kirchnerismo acababa de atravesar la costosa guerra con el campo y ni siquiera el adelantamiento electoral -también ideado por Néstor Kirchner- sirvió para evitar la derrota. Consumada la misma y tal cual se preveía, ni Scioli, ni Massa asumieron como diputados, siguiendo ambos en sus cargos ejecutivos. La mayor sorpresa la dio Nacha Guevara, quien terminó arrepintiéndose antes de jurar. Aunque también habría que considerar sorprendente que el ex presidente Kirchner terminara asumiendo como legislador, cuando él entonces y su esposa hasta el presente, coincidían en que nunca lo sedujo la actividad legislativa.

Eso se notó, claro está: sólo asistió a una sesión completa, aquella donde la oposición desempolvó lo que se daría en llamar el Grupo A y se quedó con la mayoría de las comisiones -lo cual de poco y nada le sirvió-, y participó del final de la sesión en la que se votó el matrimonio igualitario. No habló entonces, pero sí votó esa ley.

La experiencia se replicó ese mismo año en todo el país, pero fundamentalmente en el territorio que siempre los Kirchner consideraron -con toda lógica- el más importante: la Provincia, donde numerosos intendentes oficialistas fueron instados a encabezar sus listas de concejales, de manera “testimonial”. Lo mismo sucedió también con otros gobernadores. Pero la experiencia a la postre fallida sirvió para que muchos se juramentaran entonces no volver a tropezar con esa piedra.

Se habló de una reforma política que impidiera tanto las candidaturas testimoniales como las listas colectoras. Estas últimas volvieron a usarse y así sucederá cada vez que el oficialismo de turno las necesite; en cuanto a las testimoniales, no hay manera legal de evitarlas. Sólo la conciencia de la figura involucrada y el discernimiento del votante pueden ponerles límites, no hay otra manera.

En las elecciones del presente año es probable que ese tipo de candidaturas vuelvan, aunque esta vez pareciera que es al revés: muchos de los que las protagonizarían podrían asumir en sus bancas. Ver para creer.

El que más abierto ha sido sobre el tema fue el chaqueño Jorge Capitanich, quien ha admitido la posibilidad de ser candidato a senador en octubre próximo. El gobernador del Chaco ya ocupó un lugar en la Cámara alta entre 2001 y 2007, cuando sorpresivamente para muchos recuperó para el peronismo la gobernación de esa provincia, en manos del radicalismo durante más de una década. Como corresponde, Capitanich dejó un margen de dudas al decir que no sabe si irá como senador suplente o titular, y tampoco es seguro que en ese último caso asuma. Pero todas las fuentes consultadas admiten que es muy cierta la posibilidad de que quien fuera también jefe de Gabinete deje la gobernación para volver al Congreso.

Habrá que ver eso sí de qué manera concluye la novela que vive con su vice, Bacileff Ivanoff, quien este verano desató una crisis política al echar un ministro en plena ausencia del gobernador. Ya había tenido Capitanich problemas con su compañero de fórmula y en modo alguno querría dejar en sus manos la gobernación chaqueña, por eso habrá que ver cómo decanta la situación.

Sin segunda reelección posible, Capitanich sueña con convertirse en el heredero que el kirchnerismo deberá ponerse a buscar algún día en cuanto se convenza de que no hay posibilidad de reelección. En el Senado, seguramente en un puesto de importancia y después de haber dado sobradas muestras de lealtad al modelo, tal vez pueda ser tenido en cuenta.

Daniel Scioli volvió a ser mencionado como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, nuevamente impuesto contra su voluntad. En este caso, el gobernador ya ha dejado claro que no piensa repetir la experiencia de 2009, pero sus laderos piensan que en sus reiteradas embestidas del año pasado el vicegobernador Gabriel Mariotto soñaba con que las estrecheces presupuestarias motivaran a Scioli a dejar la gobernación en sus manos, ir como diputado y esperar dos años para volver a las urnas, esta vez como candidato presidencial. Eso no sucedió, pero en lo peor de la crisis del aguinaldo, el año pasado, es seguro que el gobernador llegó a sopesar la posibilidad.

Otro probable candidato es el ascendente intendente de Tigre, Sergio Massa. Desde hace muchos meses es un secreto a voces que quien fuera jefe de Gabinete de Cristina Fernández -en la elección que consagró por primera vez a CFK presidenta, también fue en la lista de diputados y tampoco asumió- será candidato en 2013. Dicen sus estrategas que el intendente busca una contundente demostración de respaldo popular para despejar su horizonte de cara a 2015. Cuando esa estrategia se diagramó, el hombre fuerte de Tigre pensaba en la gobernación, pero con el tiempo muchos comenzaron a sugerir la posibilidad de que pueda ir por más. Que ante la eventual defección de otros candidatos, él termine siendo presidenciable por default.

La posibilidad lo seduce, pero Massa prefiere no apresurarse para decidir. Algunos lo dan rompiendo con el kirchnerismo, enfrentándolo en internas, o bien yendo por afuera; otros hablan de él como “el candidato de Cristina”. Lo hacen porque piensan que así lo desgastan, pero nadie niega que eventualmente, en un baño de pragmatismo, el cristinismo podría apostar a su figura para ganar la elección que más le interesa.

Otro que no está convencido pero es muy alentado por algunos de sus colaboradores es el propio Mauricio Macri. El jefe de Gobierno porteño no tiene otra opción que la de cumplir su sueño en 2015 y ser por fin candidato presidencial. Pero no la tiene nada fácil y deshoja la margarita para ver si termina arreglando con el peronismo o encuentra otra alternativa que supla las dificultades que el PRO tiene para hacer pie en todo el territorio nacional. Cada intento que ha hecho en ese sentido terminó desarmándolo él mismo, como sucedió en 2011, cuando al preferir ir por la reelección porteña, dejó a la intemperie a todos aquellos dirigentes distritales que venían trabajando para su candidatura. La mayoría buscó otros horizontes.

Ahora hay quienes le susurran al oído que la mejor alternativa de cara a 2015 sería ser candidato a diputado nacional nada menos que en la provincia de Buenos Aires. Está en condiciones de hacerlo, pero la movida es riesgosa. Si pierde, podrían esfumarse definitivamente sus expectativas presidenciales. Pero si ganara…

Con el “no” de Gabriela Michetti, el PRO no tiene candidatos en el principal distrito del país, donde sí o sí necesita hacer una buena elección para cultivar el sueño macrista. Y la posibilidad de que sea el propio jefe de Gobierno el que de esa batalla es una alternativa que podría llegar a posicionarlo como el principal opositor para dentro de dos años. Dicen cerca del ex presidente de Boca que el “no” inicial y rotundo del principio, ya no es tan contundente. El propio Macri dejó abierta una pequeña hendija hace pocos días, pero insistió en que eso sólo sería posible si hubiera riesgo institucional. Léase: si las encuestas terminan convenciéndolo.

Porque en definitiva, en materia de candidaturas testimoniales -independientemente de que terminen no siéndolo- eso siempre depende de las encuestas.

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