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Las curiosas razones del «odio» a Cristina, según Feinmann

Para el filósofo, las mujeres odian a la Presidenta porque la envidian; los hombres, porque la desean.

El filósofo José Pablo Feinmann desarrolló una extensa explicación al aire de Radio 10, sobre lo que él llama «el odio» que genera la presidenta Cristina Kirchner entre quienes no son sus adeptos.

Según el intelectual, las mujeres envidian a Cristina, la celan, odian sus propias vidas y la quieren en la cocina y no en la presidencia. Siguiendo la misma línea, los hombres que la odian es porque la desean, porque es una mujer que no van a alcanzar, igualita que Marilyn Monroe.

«Usted, Señora, que no la tolera, que no la puede ver más, que no la aguanta más: usted no sabe si robó o no robó, por qué realmente tiene ese patrimonio (…) Pero lo del patrimonio es una excusa: usted la odia. Yo creo que la odia porque encuentra en ella cosas de las que usted carece y en lugar de admirarla, porque cuando una persona tiene cosas de las que uno carece, uno puede hacer dos cosas: o llenarse de odio, de envidia y de resentimiento y odiar a esa persona, porque su mera existencia demuestra mi mediocridad, porque su mera existencia es la muestra palpable de mi mediocridad, entonces la odio. O puede admirarla», analizó el filósofo.

Y fue un poco más allá e hizo un análisis psicológico: «Entonces yo creo que usted que odia tanto, señora, a Cristina Fernández, es porque posiblemente no esté contenta con su vida, posiblemente no haya hecho la carrera que quiso hacer, posiblemente se dé cuenta de que no tiene la inteligencia que ella tiene, ni podría hablar en las Naciones Unidas como hace ella sin leer un solo papelito e hilando de un modo realmente deslumbrante».

Para Feinmann, no solo la inteligencia de la Presidenta desquicia a las mujeres, también su belleza: «Otra cosa que les da mucha bronca es que no es una viejita, no está fulera, no es un bagayo, es una señora de 58 años, pero usted también vio fotos de cuando era jovencita, una morocha argentina muy linda, y hoy sigue siendo una mujer atractiva. (…) Tiene una base tan atractiva que hasta puede ser tapa erótica de revista diagramada por, no digo enfermos mentales, pero bueno, onanistas compulsivos, digamos, que se excitan mucho con ella y la idealizan, como salió en esa tapa».

Y por supuesto, el problema es que no todas las mujeres son tan bellas: «Con usted no creo que pudieran hacer esa tapa, seguramente no, porque pocas mujeres tienen la base de belleza como para que se haga con ellas una tapa excitante».

El último punto de odio según Feinmann de algunas mujeres hacia la Presidenta es básicamente machista: «Después creo que le da mucha bronca porque, ¿qué hace esta mujer en la presidencia de la República? Eso siempre fue cosa de hombres, las mujeres tienen que estar en el hogar, llevar los chicos a la escuela, atender al marido… ¿y esto qué es? Es una intrusión».

Después de analizar a las mujeres, Feinmann se dedicó a los hombres a quiénes no les simpatiza la Presidenta: «El tipo tiene un odio tremendo porque sabe que esa mujer es imposible para él. (…) Para usted es tan imposible Charlize Theron o, si viviera, Marilyn Monroe, como Cristina Fernández. Está totalmente alejada de sus posibilidades».

Además de que Cristina «no se va a tirar nunca a sus pies», José Pablo Feinman repite el argumento machista con los hombres: «¡Qué indignación! Que una mujer sea sustantiva en sí misma. ¿Desde cuándo las mujeres se valen por sí mismas, qué significa esto? Es una alteración total del desarrollo universal de las relaciones entre hombres y mujeres. Las mujeres dependen de los hombres y tienen que seguir así, en cambio, esta yegua nos grita, nos levanta el dedo, nos señala, no puede ser, hay que terminar con esto, tiene que irse».

Según el filósofo, una mujer independiente, bella e inteligente llena de odio al hombre: «No quiere ser gobernado por una mujer. Menos por una mujer que es una mina, que es inteligente, que es brillante y que usted sabe en algún punto donde la verdad ya no la puede ocultar, que es superior a usted».