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Hollande – Monti, ¿la alternativa a «Merkozy»?

En Roma, el presidente de Francia y el primer ministró de Italia escenificaron un cambio frente a los tradicionales cónclaves franco-alemanes. Propusieron reactivar el crecimiento, pero sin descuidar la disciplina fiscal

Tras dos horas y media de entrevista entre el francés François Hollande y el italiano Mario Monti, este último subrayó ante la prensa la «gran convergencia de miras» entre los dos países.

El jefe de gobierno italiano juzgó «muy positivamente» todas las medidas tomadas hasta ahora aunque dijo que no eran suficientes para «proteger el euro de las turbulencias de los mercados» y que era necesario «reforzar los puntos débiles del sistema». Ambos dirigentes comparten la idea de «poner más atención al crecimiento» pero «eso no significa el abandono o una atención menor hacia la disciplina presupuestaria«, dijo el ex comisario europeo.

Por su parte el presidente francés indicó que ha enviado al presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, un documento para preparar la cumbre europea del 28 y 29 de junio en Bruselas. Según Hollande, es indispensable relanzar el crecimiento con una hoja de ruta «para disuadir la especulación» y poner en marcha «la profundización de la unión económica y monetaria».

Los dos mandatarios abordaron el problema de la deuda soberana e intercambiaron opiniones sobre la «hipótesis» de una posible emisión común de títulos obligatorios, una alusión a los eurobonos que Alemania rechaza.

En Roma, Hollande y Monti quisieron escenificar con su reunión una alternativa a los tradicionales cónclaves franco-alemanes antes de las citas importantes, con el objetivo de preparar la cumbre de Bruselas, en la que también estará la canciller alemanaAngela Merkel y el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy.

A tres días de las elecciones en Grecia y de las dudas sobre su permanencia en la zona euro, Monti reafirmó la voluntad compartida con Francia de que «Atenas siga en el euro y respete sus compromisos».

«Soluciones fáciles»

Pocas horas antes, Merkel advirtió contra un exceso de expectativas sobre la capacidad de Alemania para frenar la crisis, y dijo que hay que evitar «las soluciones fáciles».

«La fuerza de Alemania no es ilimitada», declaró Merkel en un discurso ante el Bundestag (cámara baja del Parlamento), dedicado a la cumbre del G20 de potencias industrializadas y emergentes prevista la semana próxima en Los Cabos, México.

En esa reunión la crisis de la deuda será «el tema central» y «una vez más, todos los ojos estarán fijados en Alemania», primera potencia económica europea, admitió Merkel, criticada por proponer ajustes fiscales como panacea a la crisis y por dar la espalda a medidas como la emisión de eurobonos o de garantías comunes a los depósitos bancarios en la Eurozona.

«Sí, Alemania es fuerte, es el motor de la economía y el polo de estabilidad en Europa (pero) todos los paquetes (de ayuda) caerán en el vacío si se sobrestima nuestra fuerza», insistió.

Pese a todo, Merkel reiteró el compromiso europeo de Alemania y su voluntad de contribuir a los esfuerzos para reactivar el crecimiento. En concreto, abogó por «un mayor papel del Banco Central Europeo (BCE) en la vigilancia de los bancos» y por reforzar la unión política, única capaz a sus ojos de impulsar el crecimiento sobre «una base sólida y honesta».

El primer ministro francés, Jean-Marc Ayraut, respondió más tarde a las palabras de Merkel pidiéndole que «no se deje llevar por fórmulas simplistas».

Se dispara la desconfianza

En los mercados la jornada estuvo marcada por un gran aumento del rendimiento del bono español a 10 años, que alcanzó un nuevo récord desde la creación de la zona euro, al rozar el 7%, un día después de que la agencia Moody’s rebajara tres peldaños la nota de la deuda del país.

Italia también vio subir sus tasas de interés en una emisión de deuda a medio y largo plazo.

Al cierre, las bolsas europeas terminaron con tendencias dispares: Londres perdió 0,31% y Fráncfort 0,23% mientras que Madrid subió 1,22%, al igual que Milán (1,47%), y París estaba casi en equilibrio (+0,08%).

El problema de fondo

La Eurozona trata desde hace meses de desactivar una crisis mediante parafuegos que hasta ahora se han revelado vanos y que tiene en vilo a los mercados y genera inestabilidad social e incertidumbres políticas.

La última de esas medidas fue la aprobación de un paquete de hasta cien mil millones de euros para acudir en rescate del sector bancario español, siniestrado por créditos incobrables desde el pinchazo en 2008 de la burbuja inmobiliaria.