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Los músicos que no le temen a las descargas

Cada vez más usuarios bajan discos por Internet. Qué opinan los que están a favor

El downloading de música no es algo  nuevo pero, sin duda, es un fenómeno progresivo y algo que no pueden ignorar los que deciden encaminarse por el oficio musical. Desde Myspace, Bandcamp, Facebook, y páginas personales, los músicos ofrecen su trabajo para que cualquiera pueda acceder a él.

Es el caso de la banda Lache, que ofrece su música a través de la página Bandcamp. Acerca de este sitio, Luchi, vocalista de la banda, cree que «es muy interesante la propuesta ya que permite que la gente pueda pagar lo que quiera y/o pueda por la música que descarga, inclusive puede hacerlo gratis». Y continúa: «El downloading me parece genial, el beneficio está en la difusión que generás, que la gente pueda acceder a lo que hacés y te conozcan».

Léon Rogani, cantautor y quien también tiene en su web su trabajo disponible al público, piensa que en «el caso de los músicos under, creo que las descargas gratuitas ayudan a que nuestras canciones puedan correr libres y llegar a quienes tengan que llegar».

Por su parte, Diego López, ex guitarrista de Cuentos Borgeanos también esta a favor. Opina que no sólo es beneficioso para el artista sino «para el arte en general». «No veo como la difusión ilimitada de la expresión artística puede afectar a la misma», añade.

El tecladista de Ummagumma –banda tributo a Pink Floyd-, Ariel Moscatelli, opina que favorece a aquellos grupos que no pueden acceder a un contrato discográfico. “Estoy de acuerdo en que se pueda acceder gratis al trabajo de uno porque tiene muchos aspectos positivos, pero quizás hay que buscar la vuelta para que por muy poco dinero se logre que los músicos puedan cobrar por su trabajo”, sentencia.

Pero, entonces, ¿cuál es el beneficio para los que se dedican a la música? En muchos casos, el downloading se utiliza como modo de promoción para que los que no conocían una banda puedan hacerlo o para que los fanáticos se mantengan al tanto de las novedades. Hoy el negocio está, y en esto coinciden muchos músicos, en los shows en vivo y en la venta de discos que se puede generar a partir de esta oportunidad.

Santiago Martínez
, tecladista de El Kuelgue, incluso sostiene: «No vemos un negocio en la industria discográfica. La plata gastada para hacer un disco se recupera en los shows. Asi que el hecho que se bajen nuestro disco no es más que una excelente difusión», afirma.

Critica. Quien no está de acuerdo del todo al downloading es Javier Herrlein , ex baterista de Catupecu Machu, quien continúa en el ambiente como músico y productor. «Me parece que cada uno en su rubro tiene que cobrar su trabajo. Si no mucha gente se debe decepcionar y decir: ‘bueno me dedico a otra cosa porque la verdad que no lo puedo sostener’. No estoy de acuerdo en que se baje gratis, pirateada. El artista tiene que decidir si tiene que cobrarla o quiere regalarla”, concluye.

Otra de las cuestiones fundamentales es la redituabilidad de la profesión. Acerca de esto, Fósforo Gacía, bajista de PEZ, opina: «Es una cuestión muy relativa. Yo particularmente sigo trabajando de otra cosa, otros músicos de la banda dan clases de su instrumento para completar sus ingresos», sostiene. Juan Huertas, cantante de Ánima Triple opina: “Si uno quiere hacer dinero no es la profesión más cercana a ese fin. Yo hago música por una necesidad vital y también es mi trabajo».

También están aquellos que ayudan a crear un espacio para los músicos que desean compartir su arte. Como es el caso de Tatu Estela, uno de los creadores de Taringa Música. Cuenta que surgió de la idea de querer ayudar a los músicos para que compartan lo que hacen. “Uno ahí puede ver su estadística en el portal, qué edad tenía la persona que escuchó la banda, de dónde es; con lo cual el músico puede tener un perfil y saber dónde lo escuchan”, afirma.

A su vez, está la postura de quienes descargan la música de Internet. Pablo Azario, asiduo consumidor por este medio, piensa: “Existe la piratería de música a nivel masivo. El problema principal de la muerte del formato físico es la obstinación de las discográficas a poner precios exorbitantes a los discos”.