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Por qué Mirtha es la nueva «dueña» del rating

A los 87 años, Mirtha Legrand multiplicó su audiencia respecto a «Almorzando».

La dueña. Tras 46 años, Mirtha Legrand regresó a la actuación. "Está más cómoda que en la vorágine del vivo de los almuerzos", afirma su nieto. Entre las dos emisiones tiene un promedio de 27,3 puntos de rating.

Los números de audiencia confirman que Mirtha Legrand, a sus 87 años, vive uno de sus momentos más importantes en términos de rating desde que irrumpió en la televisión. El primer capítulo de La dueña (miércoles a las 22.15 por Telefe) alcanzó un promedio de 29,5, mientras que el segundo envío continuó con buen puntaje: logró 25,1. Es más que evidente que la “Chiqui” rinde más en su rol de actriz que de conductora y los dígitos de comparación lo demuestran: el último programa de Almorzando con Mirtha Legrand –se emitió el viernes 18 de febrero de 2011 con 25 invitados especiales realizado en un cinco estrellas de Mar del Plata– tuvo su pico más alto de 7,9 puntos y el promedio de su despedida fue de 6,7 puntos. Un 440% menos que su primera emisión del unitario.

Su nieto y productor de la ficción, Ignacio “Nacho” Viale del Carril, analizó en exclusiva con PERFIL este presente: “El éxito reside en la expectativa que generó su regreso a la actuación pero no es algo que se sostiene con el tiempo y ese es el desafío: hacer un buen producto con una excelente historia, bien producido y en un canal importante. Agradezco a la gente que nos está eligiendo”. Y contrasta los dos programas de Mirtha: “Habría que mirar las pantallas, los encendidos y el momento de cada canal. Es un acierto de Telefe. Cuando nos reunimos no estaba primero y eran momentos en que decían barbaridades de Tomás (Yankelevich, director de Programación) y que lo querían echar. Desde un principio él confió en nosotros y hoy le sonríe una pantalla caliente que para nosotros es bienvenida. América es mucho más fría que Telefe. Sin ninguna duda”.

¿Coincidencias? La historia de La dueña, escrita por Marcelo Camaño (ver Opinión), genera ciertas especulaciones en el público por algunos guiños de su vida real con la de su personaje Sofía Ponte. En el guión aparecen frases que supo hacer conocidas en su época de conductora: “Chau, chau” y “¡Mierda, carajo!”. En la cortina del unitario, Abel Pintos canta: “En el alma mil heridas/ la que calla y nunca olvida”, siendo que ella se autodefine como una persona memoriosa, en su casa de la tira se sienta en la punta de la mesa y también se vio una escena en la que hace reminiscencia a la película La vendedora de fantasías que protagonizó en 1950. “Sigo siendo una vendedora, una vendedora de fantasías”, rezó el guión. “Es un juego que se fue dando casi naturalmente y nos empezó a gustar. El público los toma y se ríe. Lo hablamos con Martín (Kweller, coproductor y dueño de Endemol). Hicimos un trabajo muy sutil para tratar de convertir a Mirtha Legrand en Sofía Ponte pero es muy difícil que Mirtha deje de serlo. Me encanta cuando lo hace en la ficción y se ríe de ella misma. Le da un toque de frescura y realismo bastante interesante”, reconoce el joven productor.

La misma Mirtha Legrand confesó, en el lanzamiento de la ficción, que su interpretación tiene actitudes que coinciden con su personalidad: exigencia extrema, responsabilidad absoluta, mucha importancia a la estética y elegancia que prepondera desde su empresa Fémina, y claro que aparecen sus finos gestos.  “Ellos quieren que no sea Mirtha Legrand, quieren que sea Sofía Ponte. Pero… Mirtha Legrand hace de Sofía Ponte. Tienen muchas similitudes: es luchadora, trabajadora, emprendedora, pero es más autoritaria que Mirtha. Estoy segura de que la van a amar”, aseguró la diva a la prensa. Hay que decirlo: su personaje no tiene marido ni romance estable, también sufre la pérdida de un hijo –en la ficción muere Federico (Juan Gil Navarro) en un accidente aéreo–, y además está pautado que su hija, Marcela Tinayre, participe en un cameo, mientras que Nacho desestimó la idea. “Me lo tendría que auto-ofrecer. Por ahora no voy a hacer nada”, explica. “Yo le dije a mi abuela: ‘Creo 100% en que sos figura en el espectáculo argentino’. Estoy convencido y siento que ella necesitaba confirmarlo a esta altura de su vida. Nunca dudé de su capacidad cuando decidió hacer este cambio”, sumó Nacho.

La grabación. En su despedida, Mirtha acusó cansancio (“es fatigoso y cansador hacer un programa diario, termino agotada”), dijo que no haría programas diarios, sólo una vez por semana, pero lo cierto es que son palabras del pasado. Todos los días ingresa al Estudio Mayor de Endemol (o se presenta en exteriores) para ponerse en la piel de Sofía Ponte. Es habitual que llegue temprano con su chofer Marcelo, y allí la esperan su asistente personal Elvira, su asesor de imagen Héctor Vidal Rivas, su maquilladora Gladys Andrade y su peinadora Marina. Se instala en su camarín, ubicado en la planta baja y especialmente montado para su descanso, donde, como en la ficción, toma té y se alimenta con sándwiches de miga en el horario de almuerzo. Arriba con la letra estudiada de su casa y allegados dicen que su humor cambió con los puntos de rating. Sin embargo, Nacho dice: “El humor de mi abuela es el mismo de siempre. Es una persona que se autoexige día a día y por eso perdura a lo largo del tiempo. Es una mujer que se fija poco en los números. Sólo recuerdo pocos comentarios que me dijo de pasada: ‘¡Uy! Qué sorpresa’ ‘¡Qué bárbaro. Qué éxito!’. Está más compenetrada en lo que son sus libretos, escenas, trabajar el personaje”. Nacho cuenta que se formó una nueva familia y que es mejor esta actualidad de grabar que “la vorágine del vivo que pasaba con los almuerzos, acá está más cómoda, le está poniendo más garra. El grupo de La dueña es maravilloso”. Pero aparecieron algunos inconvenientes en el set. El martes Mirtha se molestó mucho –y con toda la razón, claro– porque Florencia Bertotti arribó con dos horas de retraso para grabar los exteriores y todo terminó en un pequeño escándalo. Una fuente dijo que los productores llamaron al representante de la ex Floricienta, para actualizarlo de la situación particular que padecen con la actriz. Supuestamente se quejaría a diario de los horarios y del poco tiempo que puede pasar con su hijo Romeo.

El fenómeno Mirtha.  Es cierto que, además de la vuelta de Mirtha a la ficción tras 46 años, el factor de “pantalla caliente” que celebra el canal de Telefónica –el piso que le deja Graduados–, su pedido de no competir contra Marcelo Tinelli en un futuro y la decisión de tener no más de dos cortes comerciales son sólidos argumentos para este éxito. Por cierto, un excelente elenco la rodea: Benjamín Vicuña, Florencia Bertotti, Raúl Taibo, Fabián Vena, Brenda Gandini, Peter Lanzani, Andrea Frigerio, Jorgelina Aruzzi, Alfredo Casero, Carlos Portaluppi, ente otros. Ante la buena respuesta del público,  La dueña no tendría 26 sino 36 capítulos íntegramente grabados en High Definition, por lo que supera la cantidad planeada en un principio. “Vamos hasta fin de año”, anuncia

Viale, y dice que producir a su abuela es “un desafío y un honor”, pero cuando trabajan dejan de tener el vínculo abuela-nieto.  “Creo que tenía una sola para ganar y mucho para perder, tirar a la basura muchos años. Estamos contentos, todos aportaron un granito de arena, desde el que le abre la puerta del garage hasta el que lo mira”.

“Esto no es un adiós, es un hasta pronto”, había dicho Mirtha en su último programa en América. Un tiempo después su nieto, Nacho Viale, la convenció para que volviera a la ficción después de 46 años en coproducción con Martín Kweller de Endemol. Hoy, 14 meses después y con la planilla de rating en mano, parece que su retorno al canal de Daniel Vila y también al formato almuerzo se asume como una utopía. Sí es cierto que desde la familia Yankelevich le ofrecieron hacer un gran almuerzo despedida en Telefe cuando termine de emitirse La dueña. El tiempo lo dirá.