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Más de 1000 kilómetros en bicicleta por la donación de órganos

Héctor Manca, transplantando hepático, unió la Casa de Tucumán con el Cabildo para demostrar que «hay vida después del transplante».

«Yo hace cuarenta años que vengo a Buenos Aires, y hace un tiempo pasé por enfrente del Cabildo y dije `qué injusta que es la vida, no lo conozco`; entonces pensé `¿por qué no venir al Cabildo en bicicleta, mostrando que hay vida después del trasplante?», dijo Manca a Télam.

A lo largo de su recorrido por territorio argentino, Manca encontró «un caudal de emoción que realmente no esperaba».

«Fueron 18 días largos, 1.300 kilómetros para una persona trasplantada de hígado como yo, que estaba en lista de espera y jamás imaginaba que iba a tener la calidad de vida como la que tengo, e iba encontrando a lo largo del camino muchos pacientes a la espera de un órgano que se unían a darme aliento», contó.

Manca relató que «les parecía increíble que yo, después de un trasplante, pudiera hacer 90, 100, 120 kilómetros por día, feliz y convencido de que era una forma de llamar la atención a los indecisos y a la gente que tiene alguna duda» en ser donante.

«Hay 18 mil argentinos que han pedaleado conmigo: 7 mil amigos míos que están en lista de espera y otros miles que no han podido subir a mi bicicleta porque no han llegado los órganos a tiempo, y esa es la parte más lamentable», dijo el deportista, superado por la emoción.