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El Papa celebró una misa al aire libre en México

Benedicto XVI celebró una misa ante 600 mil personas en Silao. Afirmó que «Dios no quiere la muerte”.

El papa Benedicto XVI pidió hoy a los cristianos que resistan a la tentación de una fe «superficial y rutinaria, a veces fragmentaria e incoherente», y que superen el «cansancio» de la fe.

En el tercer día de su visita a México, el papa celebró una misa al aire libre a los pies del monumento a Cristo Rey, en el Parque Bicentenario, un espacio de unas 14 hectáreas en las afueras de Silao, a unos 350 kilómetros al noroeste del distrito federal.

Lo escuchó una muchedumbre estimada en unas 600.000 personas, entre quienes estaban como invitados el presidente Felipe Calderón y los cuatro candidatos a sucederlo en las elecciones del 1 de julio próximo, informó la agencia de noticias DPA.

El obispo de Roma reiteró la necesidad de una nueva evangelización en este continente que conoce a Jesucristo desde hace ya más de 500 años, pero en el que avanza la secularización y la penetración de las sectas y señaló que la misión continental puesta en marcha tras su visita a Aparecida, en Brasil, en 2007, tiene ese objetivo.

El Papa agregó que también se ha de superar el cansancio de la fe y recuperar la alegría de ser cristianos, de estar sostenidos por la felicidad interior de conocer a Cristo y de pertenecer a su Iglesia.

Dios no quiere la muerte. Benedicto XVI afirmó también que «Dios no quiere la muerte», durante la misa que celebró ante una multitud en la ciudad mexicana Silao, tras haber recibido anoche en la vecina Guanajuato a víctimas de la ola de violencia que azota a México por la acción del crimen organizado.

«Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva», señaló el pontífice y subrayó que el poder de Cristo no consiste «en el poder de sus ejércitos para someter a los demás por la fuerza».

Aunque no aludió directamente al combate al narcotráfico, Benedicto advirtió que «no bastarán las estrategias humanas» para transformar la vida de las personas y la de la comunidad.

Sostuvo que sólo la misericordia de Dios puede producir modificar «desde el corazón una situación insoportable, oscura y sin futuro», cuando el mal se presenta «como un poder prácticamente implacable e imposible de superar».

El pontífice invitó a mirar «muy dentro del corazón humano, especialmente en los momentos de dolor y de esperanza a la vez, como los que atraviesa en la actualidad el pueblo mexicano y también otros de Latinoamérica».

Con las víctimas. Ayer, tras recibir a Calderón en la vecina Guanajuato, el papa mantuvo una reunión, que no estaba prevista en su agenda, con ocho víctimas de la violencia en México.

En ese encuentro estuvieron, entre otros, la madre de un joven muerto en una matanza en Ciudad Juárez, la madre de un policía desaparecido, la esposa de un militar fallecido, la hermana de una mujer muerta en un fuego cruzado y víctimas de secuestro.

Diversas estadísticas coinciden en afirmar que desde diciembre de 2006, cuando Calderón asumió la presidencia y puso en marcha su política de combate militar al crimen organizado, hubo en México alrededor de 50.000 muertos por la violencia.

La misa de hoy fue el acto central de la visita a México que Benedicto XVI inició el viernes y concluirá mañana, cuando seguirá viaje a Cuba.

Antes, para esta tarde estaba previsto que el pontífice recibiera a un grupo de obispos de América latina y el Caribe en la catedral de la también vecina León.